Historia de Irán
PRIMEROS PERSAS:
Los pueblos que se expresaban en lenguajes
iránios, pudieron haber emigrado hasta esta parte del Suroeste de Asia hacía la
1.500 a.C. Aparentemente fueron capaces de subyugar a los pueblos que ya
habitaban estas tierras, acabando por mezclarse con ellos, aunque su dominación
sobre áreas particulares se refleja en los nombres derivados de lugares como
Parsua y Parsumash.
Los gobernantes Asirios enviaron en el
siglo IX a. C. expediciones contra ellos. En el siglo VI a. C. fue posible el
establecimiento de aquellos persas en la actual región de fars.
Fars (o Persis según los Griegos) era un
distrito reconocible del imperio Asirio como su vecino, aunque de mayor tamaño,
de la Media.
Los dirigentes Persas reclamaban ser
descendientes de un primer monarca; Aquemenes (o Hajamnesh), se asociaron a los
Medas, que fueron capaces de crear un fuerte estado en el siglo VII a.C.
Ciaxares, hijo de Fahortes, fundador del poder de Media, fue uno de los reyes
que trajo la destrucción de Ninive en el 612 a.C. destruyendo la hegemonía de
los Asirios.
AQUEMÉNIDAS:
Después de que los Persas hubieran ayudado
a los Medas en el establecimiento del poder Meda, Ciro, el gobernante persa que
luego sería llamado Ciro El Grande, acabó con el poder de los Medas, matando en
batalla al rey Meda Astiages, en los llanos de Pasargada a mediados del siglo VI
a.C.
En un sorprendente breve lapso de tiempo,
Ciro extendió sus conquistas desde Elam y Media al Oeste y al Norte.
Avanzó sobre Asia menor y tras derrotar a
los Lidios, estableció el imperio más grande hasta a aquel momento jamás
instauradas en el Oriente próximo, el Imperio Persa.
Ciro hizo de Ecbatana (la actual Hamadam),
la antigua capital del trono Meda, su capital, mientras que mantuvo su capital
Persa en Susa, y creó y embelleció su nueva residencia en Pasagarda.
Cambises II, hijo de Ciro, se deshizo de
su hermano Smerdis, para no tener alternativa al trono, pero cuando se
encontraba conquistando exitosamente Egipto para el Imperio Persa, un impostor,
el mago Gaumata, reclamó el trono haciéndose pasar por Smerdis usurpando el
trono. A esto siguió una guerra civil, y tras la muerte de Cambises II, un
nuevo postulante al trono, Dario I, descendiente de otra rama de Aquemenes pudo
conquistar el trono, y establecer, tras acabar con cualquier oposición, una
nueva administración en el Imperio, centralizada y más eficaz.
Darío tuvo una extraordinaria personalidad
que le condujo a ensanchar los límites del Imperio hasta confines
insospechados, por lo que llegó en primer lugar a desafiar a los griegos,
continuando sus sucesores en estas luchas. El recinto palaciego de Persépolis,
que él había ordenado edificar en la parte inferior de la montaña Rahmat, en el
centro de Fars, cerca de Shiraz, es un despliegue de la grandeza imperial con
su retrato de pueblos sometidos llevando sus tributos ante el rey.
Darío fundó un sistema centralizado
apoyado en una excelente e intrincada red de comunicaciones. Así, los persas
fueron el primer pueblo de la antigüedad en usar el caballo eficazmente como
medio de transporte y de comunicación. Darío también continuó y expandió la política
llevada a cabo por Ciro el Grande de estimular las culturas locales dentro del
Imperio permitiendo el culto a sus propios dioses y manteniendo sus propias
costumbres mientras que éstas no supusieran un conflicto con las necesidades de
la administración persa. A pesar de su tolerancia, hubo rebeliones en Egipto,
Lydia y Babilonia, todas aplastadas por Darío sin piedad.
La religión de Persia era realmente el
Zoroastrismo y la unidad de Persia puede atribuirse en parte al efecto
aglutinante de esa fe tan vasta. Darío fue un mecenas de las Artes, como puede
deducirse de los magníficos palacios que se alzan en altas terrazas
embelleciendo Susa y Persépolis.
Darío también fue un conquistador. La
legislación persa fue implantada hacia el este más allá del río Hari Rud hasta
el moderno Afganistán y Pakistán. Egipto ya había sido atacado por Cambises y,
aunque había demostrado ser recalcitrante y rebelde, los sucesores persas de
Cambises que tuvieron éxito fueron los que mantuvieron allí la hegemonía. Darío
empujó las fronteras hasta el Danubio.
Al comienzo del siglo V a.C., sin embargo,
las ciudades Jonias estaban envueltas en luchas con el gran rey. Darío aplastó
la rebelión y organizó entonces una expedición para castigar a las
ciudades-estado griegas que habían prestado ayuda a las ciudades rebeldes. La
expedición fue el comienzo de las guerras médicas. Al final, el ejército de
Darío fue derrotado por los griegos en la batalla de Maratón A su hijo, Jerjes
Quien le sucedió en el trono en el 486 a.C, no le fue mejor en Salamina.
Los griegos habían desafiado con éxito el
poder del gran rey. Las consecuencias de la victoria griega se redujeron, no
obstante, al ámbito griego y no tuvo efectos en Persia. Sin embargo, este hecho
no excluyó la influencia que Persia tendría en Grecia. La influencia griega era
fuerte y el oro persa fue esparcido para ayudar a una u otra ciudad-estado
griega en la interminable lucha por el poder.
En tiempos de Artajerjes las dificultades
para mantener semejante Imperio comenzaron a aparecer. Algunos de los
gobernadores (sátrapas) mostraron tales ambiciones por gobernar que los
egipcios, ayudados por los atenienses protagonizaron una rebelión. La violencia
contra el propio rey era un hecho perturbador. El peor de los problemas
dinásticos ocurrió durante la rebelión de Ciro el Joven contra Artajerjes II,
que finalizó con la muerte de Ciro en la batalla de Cunaxa (401 a. C.). La
derrota de Ciro fue recordada en la Anábasis de Jenofonte y aunque la
importancia de la sublevación puede ser exagerada, no puede negarse que ya
existían signos de decadencia en el Imperio.
En el 334 a.C., Alejandro Magno y su
ejército macedonio de 4.000 hombres cruzaron el Helesponto y se encontraron con
los persas en Granicus. La Batalla de Issus siguió en el 333, y en el 331 la
Batalla de Gaugamela trajo el final del Imperio Aqueménida. Darío, el último de
los grandes reyes, marchó hacia el este antes de que el conquistador lo hiciera
a la remota provincia de Bactria, donde murió asesinado por su propio primo,
Besso. Alejandro también marchó al este y, tras derrotar a Besso, tuvo a todo
el Imperio en su puño. Antes de todo esto, había llegado a Persépolis, donde,
en un clímax de borrachera, prendió fuego al Palacio del rey de reyes. Esto fue
en revancha por la quema de Atenas por Jerjes, según dijo más tarde. Girshman
aduce algunas razones convincentes (sin llegar a conclusión definitiva alguna)
para pensar que Persépolis se incendió a resultas de un accidente. Cualquiera
que fuera la verdad, es una extraña ironía que aún queda mucho que mostrar de
las glorias pasadas de Persépolis, mientras que Susa, que fue respetada por
Alejandro, no deja de ser un pequeño montículo de tierra hecho polvo.
Durante el periodo Aqueménida Irán había
tratado de crear una de las civilizaciones más avanzadas del mundo. Caminos
pavimentados fueron construidos para el tráfico de coches de caballos desde las
orillas del Mediterráneo hasta la India. El resto de las casas y establos,
conocidos como caravanserai se construyeron a una distancia que no excedía los
30 kilómetros. El primer servicio de correo del mundo se fundó en Irán para
despachar correo a través del vasto imperio Aqueménida. Se construyó un canal
que iba del Mar Rojo al Nilo. Guardias estaban apostados a lo largo y ancho de
los caminos. Los viajeros eran cacheados e inspeccionados. La explotación de
minas y el desarrollo de la agricultura fueron estimulados; la química,
confección textil, los bordados así como el tejido de alfombras se iniciaron.
Los iraníes estaban acostumbrados a comer en la mesa y a dormir en camas de
madera.
LOS SELEÚCIDAS:
Alejandro marchó a la India y creó el
mayor Imperio que jamás ha conocido el mundo. Duró, sin embargo, el tiempo que
él vivió y entonces se desmembró a causa de las luchas entre sus sucesores (los
Diadocos).
Persia cayó en su mayor parte en manos de
Seleuco I, quien apareció como el amo de los dominios orientales de Alejandro y
se casó con una mujer iraní. El poder de los sucesores de Alejandro sobre el
vasto territorio del Imperio iraní fue débil en el campo de la administración,
aunque introdujeron una cultura helenística importante, mezclando elementos
griegos con persas. El proceso fue de ningún modo uniforme. Un gran número de
civiles griegos se establecieron en las ciudades fundadas a lo largo de los
límites norte, sur y oeste del país – en Bactria, en Hecatompylos (Damghan),
Rhages (Rey), Kangavar y Nahavand en los Zagros. Alrededor y dentro de estas
ciudades, griegos e iraníes se mezclaron mediante matrimonios mixtos,
bilingüismo, y una fusión de cultos orientales griegos.
Sin embargo, llegó el final, no porque a
priori los griegos sucumbieran a las influencias orientales o fueran dominados
por clara mayoría, sino debido a causas externas – el nacimiento del Imperio
Romano de Oriente y la primera de una serie de invasiones nómadas, entre ellas
la de los Partos, procedentes del Este.
LOS PARTOS:
Media Atropatene (Azerbayán) nunca estuvo
realmente bajo el poder Seleúcida. Los gobernantes de Bactria desde un
principio fueron semi-idependientes y a mediados del siglo III se rebelaron y
se constituyeron con absoluta independencia. Al mismo tiempo Partia, bajo el
liderazgo de los Arsácidas se liberó del dominio Seleúcida y fundó el Imperio
Parto como una especie de sucesor del viejo Imperio Persa. Aunque l incluso
bajo los más insignes de los Partos, (Tiridates, Mithradates I y Mithradates
II) el reino no tuvo la extensión del de antes, fue un rival formidable para
Roma.
Los Romanos en casi continuas guerras
habían fallado a la hora de para la expansión Persa hacia el oeste., la cual
fue a menudo apoyada por ambiciosos o asustados gobernantes locales bajo la
férula romana. La capital de los Partos fue la ciudad de los mil puentes cerca
de Damghan, más tarde Ray cerca de Teherán, y más tarde en Hamadan, siendo en
invierno Tesifonte cerca de Bagdad. Los Partos gobernaron desde el 256 antes de
Cristo hasta el 226 d. C. Las fronteras de Irán durante este periodo fueron:
Transcaucasia en el norte, India en el este, y el Tigris en el oeste. Los Partos
adoptaron sus propias aduanas, recogiendo el 5 % de los importes.
LOS SASÁNIDAS:
Sólo durante el siglo II a. C. comenzó la
decadencia del imperio Parto. La dinastía Parta cayó , no porque se debiera a
un ataque del Imperio romano o del este, sino como resultado de un incipiente
nacionalismo en Fars , la cuna de la civilización iraní, el hogar de los
Aqueménidas, la provincia menos impregnada de civilización griega. Los Partos
fueron sustituidos (226d.C.) por la dinastía Sasánida, más vigorosa, cuando
Artdashir I (Artajerjes) echó fuera a y asesinó al último gobernante Parto y
construyó un nuevo imperio sobre las ruinas del poder Parto y seleúcida. Los
Sasánidas fueron los verdaderos herederos de los Aqueménidas.
En cuatro siglos de dominación sasánida,
existieron dos periodos gloriosos. En el primero, que duró hasta el siglo V,
los reyes más sobresalientes (destacables por su longevidad) fueron Ardashir I
(226-255), Shapur I (255-271) y el captor de Valeriano, Shapur II (309-337),
conquistador de Armenia y perseguidor de los cristianos, y Bahram V o Bahram-e
Gur (421-438), famoso en la historia y en la leyenda por sus cacerías
cinegéticas. En el segundo periodo, las grandes figuras fueron Khosrow I
(531-579), quizá el más ilustre de todos los reyes sasánidas y Khosrow Parviz
(590-628), conquistador de Jerusalén, invasor de Egipto glorificado por sus
legendarios amoríos, pero, en la práctica, brutal, cobarde y claramente
incompetente.
Ardashir I fue el fundador de la dinastía
Sasánida. Declaró la guerra a Roma y se apoderó de Armenia, instauró el
Zoroastrismo como religión más influyente. Su sucesor, Shapur I invadió Siria y
aniquiló el ejército romano del emperador Valeriano, triunfo todavía presente y
visible en los célebres relieves cercanos a Persépolis.
Tesifonte se convirtió en el centro de un
magnífico Estado que persistió hasta que el Imperio Romano desapareció. Los
Bizantinos fueron incapaces de dominar a los Sasánidas. En el año 531 d. C.
Anushirvan el Justo (o Khosrow I) fue el único de los más brillantes monarcas
iraníes que ascendió al trono. Los Hunos Blancos, durante el siglo anterior
habían invadido las provincias del Oxo e infligido más de una derrota al
ejército iraní.
Anushirvan hizo las paces con Roma y se
volvió tan efectivo contra el invasor oriental que aplastó a los Hunos y
dividió sus territorios gracias a su nuevo aliado, el Ilkhan de los Turcos.
Pero los logros de Anushirvan como administrador sobrepasaron su fama de
soldado. Instituyó un impuesto gradual y pagadero en dinero y en especies, creó
un ejército regular que estuvo mejor equipado y mejor disciplinado que en
cualquier otra fecha precedente. Reformó las leyes y mantuvo una estrecha
vigilancia en su ejecución al mismo tiempo que convirtió las rutas caravaneras
en caminos seguros. Gracias a su mecenazgo de hombres ilustrados así como de su
interés en la historia y la filosofía, Irán se convirtió en el centro de
intercambio de ideas durante este periodo, que destaca como uno de los más
gloriosos en la historia Iraní.
Bajo el reinado de Khosrow II (o Khosrow
Parviz, cuyos asuntos estaban ligados a Bizancio), la corte Sasánida observó un
esplendor legendario. Tesifonte y Firuzabad eran ciudades magníficas. La
administración del Imperio era eficiente, la productividad de las ciudades era
extraordinaria en el arte de la metalurgia, la arquitectura, la escultura y los
tejidos eran soberbios. Persia desarrolló un Estado fuertemente centralizado,
basado en una resurgida religión Zoroastrista y una sociedad clasista.
Khosrow Parviz invadió el Imperio Romano,
capturó Jerusalén y arrebató la " Verdadera Cruz ", que era
considerado el más preciado tesoro de la Cristiandad. Egipto sucumbió al
ejército Persa y finalmente Calcedonia, que estaba localizada en el extremo
opuesto a Constantinopla. Tan desesperada era la situación que Heraclio decidió
abandonar la ciudad y huyó a África. Sin embargo Heraclio derrotó finalmente a
Khosrow y ambos Imperios fueron completamente aniquilados en el 652. En otras
palabras, poco después de la muerte de Khosrow II, el viejo poder sasánida se
derrumbó.
EL ISLAM:
La tercera década del siglo VII fue un
revulsivo para la historia de Irán, en la que el modelo de desarrollo cultural,
psicológico y religioso del país, fue decisivo hasta tiempos presentes. Para
cualquiera que desee ojear el moderno Irán, los acontecimientos de este periodo
son extremadamente importantes, extraordinariamente excitantes y todavía algo
misteriosos. Realmente fueron acontecimientos inesperados. En 614, cuando
Khosrow Parviz tenía a sus espaldas veintidós años de exitosa conquista, nadie
pudo prever que en veinticinco años, no sólo su dinastía sino también la
estructura de la vida iraní iba a ser engullida y aniquilada.
Tras décadas de relativa inmovilidad, los
hechos obligaron a una rapidez innovadora. No fue hasta 614, cuando Mahoma
afirmó ser un profeta inspirado por la divinidad. Durante ocho años estuvo
exiliado de su lugar natal, Arabia. Murió en el 632 en La Meca, dos años
después de llegar. Las conquistas árabes empezaron sólo después de su muerte,
con un ataque a Mesopotamia en el 633. Yazdgird III, el último rey Sasánida,
fue invitado a abrazar la fe islámica. Éste, desdeñosamente rehusó, difamando a
los árabes por comer carne de lagarto y practicar el infanticidio.
Los invasores árabes tuvieron éxito al
tomar Tesifonte en el 637 e infligieron una severa derrota a los iranios en la
batalla de Nahavand en el 642. Esto trajo consigo el final de la última
dinastía nacional iraní durante doscientos años. La conquista de los árabes permitió
profundizar en la civilización irania con más profundidad que jamás ninguna
otra antes o desde entonces. Proporcionó al país una nueva religión y
escritura. Influyó en su lengua y revolucionó su arte. Aunque no lo destruyó ni
absorbió completamente; lo que fue indigno en el carácter y costumbres iranias
fue eliminado y transformado en nuevas y más complejas formas.
El surgimiento del Islam como una religión
que reemplazaba al Zoroastrismo es uno de los mayores acontecimientos de la
Historia mundial. Pueden aducirse varias razones para el éxito de esta
invasión: Era más espiritual que material el nacimiento de una cruzada
religiosa en Arabia coincidió con la agonía de la dinastía iraní. El Islam era
democrático mientras que el Zoroastrismo era exclusivista y feudal. Durante
siglos de independencia bajo la férula autocrática, había minado la iniciativa
y reducido la voluntad de resistencia. Pero ninguna de estas contemplaciones
explicarían completamente la plenitud con la que Irán aparentemente sucumbió al
Islam. El Islam pronto se convirtió en una religión como resultado de la cual
se sucedieron numerosas revueltas y perdió su carácter religioso y se
transformó en agitación política.
Un vistazo rápido a la historia de este
periodo es fascinante, pero sus detalles son tediosos en extremo. Baste decir
que, a mediados del siglo IX y en adelante, el poder del Califato Abbasí
rápidamente declinó. En Irán surgieron numerosas y pequeñas dinastías
semi-independientes, algunas de las cuales merecen destacarse. Como por
ejemplo, la Safárida o artesanos del cobre, fundada por un salteador de caminos
y apoyada en Sistan; y la Samánida, principalmente centrados en el moderno
Afganistán. Los Ghaznávidas , que se extendieron desde Afganistán a la India y
también realizaron varias incursiones en Persia a comienzos del siglo XI fueron
más importantes en cuanto a que se mantuvieron en el poder local durante más de
dos siglos y dejaron tras sí un legado arquitectónico sustancial que aún
perdura en Afganistán.
LOS SELJUKS:
Irán, como Europa Occidental, emergió a
principios del primer milenio después de Cristo desde un periodo de grandes
desórdenes a otro de menores discordias. La promesa de relativa estabilidad
produjo una gran era de edificaciones. Y es al nombre de ésta y de las
siguientes dinastías a las que la arquitectura islámica iraní va asociada.
Los Seljuk, como sus sucesores, procedían
del noreste. Eran miembros de una tribu turco-parlante oriunda del Turkestán,
los Ghuzz, y se convirtieron tempranamente al Mahometanismo ortodoxo, es decir,
al Sunnismo. Su primer acto de conquista puede decirse que fue arrebatar Ghazv
a los Ghaznávidas y hacia 1403 se habían establecido firmemente en Khorasan.
Doce años más tarde, su líder, Toghril-Beg, entró en Baghdad y fue nombrado
" Viceregente del sucesor del Profeta y Señor de todos los Musulmanes
" por el califa. Sus sucesores fueron Alp Arsalan (1063-1072) y el Sultan
Sanjar (1096-1157).
Alp Arsalan conquistó Asia Menor y llevó a
cabo con éxito expediciones contra los griegos. Se decía que tenía tan largos
bigotes que tenía que atárselos cuando estaba disparando. Tanto él como su hijo
Malik Shah debían mucho al sabio consejo y energía de su Visir, Nizam ul-Mulk,
mecenas de Omar Khayyam.
El orden fue enteramente restablecido en
los dominios Seljuk. La familia se desmembró por riñas entre los miembros -
hubo dinastías separadas y a veces rivales en Kerman e Iraq. Los Sejuks cayeron
por completo al comprobar el creciente poder de los Asesinos, que eran
responsables del asesinato de Nizam ul-Mulk y posiblemente también de Malik
Shah.
LOS MONGOLES:
En el 1221 los mongoles invadieron Irán,
dejando un rastro de muerte y destrucción al paso de sus ejércitos. Una vez
más, como seiscientos años atrás, los hechos obligaron a irse rápidamente.
Entre 1219 y 1227, las hordas mongoles habían invadido y arrasado Bokhara,
Samarcanda, Marv, Neishabur y todo el norte de Irán. El pillaje, la muerte,
atropellos y desolación que acompañaban a estas conquistas no tuvieron parangón
en la historia. La pérdida del arte y de la cultura en el norte de Irán fue
incalculable. Afortunadamente, el sur escapó y ayudó enormemente a su
recuperación.
Chingiz Khan (1295-1304) legó a su nieto
Hulagu Khan el establecer el gobierno mongol en Irán. Un cuarto de siglo más
tarde, Irán se convirtió en el centro de una nueva dinastía mongola, llamada
Ilkhan por los historiadores. La segunda oleada de invasiones mongoles comenzó
en 1251 cuando Hulagu Khan entró en Irán y aniquiló a los Asesinos en su
fortaleza de las montañas y extinguió el Califato de Baghdad. Tuvo éxito en
ambas cosas al precio de un derramamiento de sangre y destrucción.
Los últimos mongoles, sin embargo, como si
se corrigieran la carencia de antepasados, llegaron por la civilización e
incluso por la cultura. Los mongoles incluso estimularon el turismo; siendo tan
infatigables viajeros, no cabe duda de que fuera una forma de relaciones
públicas que llegaron a ser naturales. Marco Polo fue su más famoso
beneficiario. Su ruta a través de Irán como un testigo de los centros
importantes de su tiempo: Tabriz, (pronto se convertiría en la capital
Mongola), Saveh, Kashan, Yazd, Kerman, Hormoz, Sirjan, Kerman otra vez, Tabas y
Neishabur. A medida que iban estableciéndose, los mongoles iniciaron una nueva
era de grandes construcciones.
Ghazan Khan estableció unas instituciones
religiosas y educacionales magníficas en Tabriz, y construyó en los alrededores
de la ciudad una tumba para sí mismo. Oljaitu (1304-1316) completó la ciudad de
Sultanieh, incluyendo el gran Mausoleo que aún se conserva y lleva su nombre.
Después de la muerte de Oljaitu en 1316,
la dinastía se desgajó a consecuencia de luchas intestinas y un periodo de caos
sobrevino, en el cual el solo elemento de estabilidad que existió fue
proporcionado por la dinastía Muzafarida en el sur de Irán, uno de cuyos
miembros, Shah Shoja es famoso en la historia por ser el mecenas del poeta
Hafiz. El colapso del gobierno centralizado significó que había un camino
abierto a una nueva invasión desde Asia Central, la de Tamerlán.
LOS TIMÚRIDAS:
Timur Lane (Tamerlán) apareció en escena
con el sueño de restaurar el gran Imperio Mongol, Al Norte, saqueó y sometió a
pillaje Moscú en el 1382. En 1398 invadió India. En 1402 derrotó y capturó al
sultán Otomano Bayazid. Después de todo, había dejado poco que mostrar de sí
mismo en Irán que su reputación garantizaría no sólo una orgía de destrucción.
Tampoco los sucesores restantes Timúridas dejaron huella alguna adecuada en
Irán. La mayor parte del tiempo estaba ausentes, pues los monarcas preferían
vivir en el Noreste.
Shahkrokh (1408-1447) trasladó su capital
de Samarcanda a Herat, la cual embelleció sobremanera. Su esposa, Gowhar Shad,
fue la responsable de construir la gran Mezquita en el corazón del Mausoleo en
Mashad. Su hijo, Ulugh Begh fue un renombrado astrónomo, poeta y mecenas
literario después de mediados del siglo XV, un estado de caos y confusión
advino, quizá más completo que antes o incluso desde entonces, fue la orden del
día.
En este punto, la historia iraní otra vez
tiene otra inflexión, pues fuera de este tumultuoso desorden, siguiendo la
pauta de ocho siglos y medio de gobierno extranjero, emergió una dinastía más
auténticamente nacional que ninguna otra desde los Sasánidas y ciertamente
comparable en su esplendor y reputación.
LOS SAFÁVIDAS:
La dinastía Safávida (1500-1736) fundada
por Shah Ismail (1499-1524), restauró el orden interno en Irán y estableció la
secta Chiita como religión estatal. Después de luchar en su camino hacia el
trono, Shah Ismail marchó hacia el este a combatir los Uzbecos, que año tras
año arrasaban la rica provincia de Khorasan. Tuvo un éxito absoluto en su
expedición. Pero el Shah Ismail fue desafortunado al tener como enemigo a
Sultán el Feo, uno de los peores guerreros de la casa de Osman. Resuelto a
extirpar la monarquía Chiíta antes de que enraizara, Salim lideró el más
formidable ejército contra la caballería de Shah Ismail.
Como resultado de su victoria, los turcos
anexionaron las provincias del oeste de Irán y las tomaron durante muchos
años.Shah Ismail murió en 1502.
Su hijo Shah Tohmasp, reinó unos cincuenta
años (1524-1575) – periodo notable principalmente por las prolongadas y
disputadas luchas contra los Turcos, que tuvieron como consecuencia la pérdida
de Mesopotamia, el l traslado de la capital de la expuesta Tabriz a la más
segura Qazvin y la búsqueda de la monarquía iraní por los reyes occidentales,
esperando explotar la rivalidad Otomano-Iraní y la discordia Chiíta-Sunnita
para desacreditar la monarquía Safávida así como el aspecto oriental de un
enorme país desconocido. Por primera vez desde los Aqueménidas, una dinastía
iraní ganó fama internacional.
La dinastía Safávida alcanzó su máximo
desarrollo durante el reinado de Shah Abbas I (1587-1629), también conocido
como Abbas el Magno. Derrotó no sólo a los Uzbecos, sino también a los turcos y
así recuperó las provincias occidentales de Irán. Expulsó a los Portugueses que
se habían establecido en la zona del Golfo Pérsico a comienzos del siglo XVI.
Pero este éxito en la guerra, grande tal y como fue, fue sobrepasado por sus
logros en el arte de la paz. Trasladó la sede del gobierno de Qazvin a Isfahan;
estableció relaciones comerciales con Gran Bretaña y reorganizó el ejército. Es
más, restauró la seguridad en las rutas caravaneras, construyó puentes y
caravanserais que perduran hoy en día, aún en decadencia, como un testigo del
estímulo a mercaderes y viajeros. Puentes de soberbia construcción y avenidas
en Isfahan conducían a la excelsa Plaza Real (ahora Plaza del Imam). Rodeada de
grandes edificios, principal eje de lo que fue la Mezquita real (ahora Mezquita
del Imam).
Europeos de varias naciones visitaron y
describieron las glorias de Irán. Entre ellos se encuentran los hermanos
Shirley, así como Chardin, cuyos trabajos revelan un profundo conocimiento de
Irán, su historia, arte y arquitectura.
Desgraciadamente para todas las cualidades
destacables de Abbas el Magno, el Renacimiento Iraní duró poco. La dinastía
Safávida se esforzó cien años después de su muerte, sostenida más por las
glorias de su pasado que por cualquier mérito de sus sucesores. Shah Safi
(1628-1641), Abbas II (1641-1668), Soleimán (1668-1694), y Hossein (1694-1729)
representaron una triste degeneración de la santa casta de que descendían.
La maravilla no es que la dinastía
safávida desapareciera cuando lo hizo, sino que tardara tanto. La confusión se
extendió rápidamente después de 1715, fomentada por los afganos y los Uzbecos
en el noreste, los kurdos en el oeste y los árabes en el sur. En 1722 una
pequeña pero bien entrenada milicia afgana apareció en Isfahan, aniquiló un
ejército iraní y capturó y saqueó la ciudad masacrando a muchos de sus
habitantes. Los rusos y los turcos irrumpieron para comprobar lo que podían
obtener entre los despojos que quedaron en el norte y el oeste. Hossein fue
capturado y abdicó, y su hijo Tahmasp se convirtió en Shah en el exilio y se
auto instaló en Mozandaran, donde miembros de las tribus Qajar y Afshar se
unieron a su causa. Uno de éstos, Nader Quli, quien tomó el mando de los
ejércitos, derrotó a los afganos y en 1730 se limpió el país.
LOS AFSHAR:
En 1736, Nader se auto intituló Sah,
inmediatamente después de ganar la guerra contra los afganos y capturara
Kandahar, cuna de los Afganos Ghilizai. En 1738 invadió la India y en una
campaña simple se apoderó de una gran riqueza, incluyendo el legendario Trono
del Pavo real y el diamante Kuh- e Nur. Parece que continuó una carrera de
conquistas ante la falta de cosas mejores que hacer. Convirtió a Mashad en su capital
y – aparentemente por el ánimo de conciliar a los Afganos- favoreció las
materias Sunnitas a costa de las Shi ´ahs.
Al ser un gobernante déspota fue asesinado
en 1747 y durante los siguientes cincuenta años la historia iraní es
incomprensible en grado extremo. En esencia, existía un frente tripartito de
luchas entre los descendientes de Nader Shah, la familia Zand y los Qajar.
Durante un gran lapso de tiempo, Shahkroh, nieto de Nader y Shah Hossein
permaneció en el trono nominalmente en Mashad, pero cegado y hecho prisionero
intermitentemente no ejerció un poder efectivo.
LOS ZAND:
La dinastía Afshar fue seguida por la Zand
(1750-1794). Fundada por Karim Khan Zand más conocido como Vakil (regente),
quien estableció su capital en Shiraz, adornó la ciudad con muchos y bellos
edificios y honró a sus poetas.
Su mandato de veinte años (1759-1779)
trajo un periodo de paz y renovada prosperidad a Irán, excepto a la provincia
de Khorasan. Es el único personaje de la época a quien no se le retiró a
disgusto.
A pesar de tener control sobre gran parte
de Irán, Karim Khan nunca asumió el título de Shah. Con su muerte a la edad de
ochenta años (1779) los Qajar lucharon desesperadamente quince años para ganar
el trono. Su líder Agha Mohammad que había sido castrado tiempo atrás por orden
de los descendientes de Nader, atacó a los Zand en una batalla a traición y
finalmente masacró todo, primero en Kerman y más tarde en Bam. Allí, Luft- Ali
Khan, el joven jefe zand fue capturado dejando a los Qajar en una disputa sin
fin por la posesión del ensangrentado trono en 1794.
LOS QAJAR:
Agha Mohammad había sido proclamado Shah
en 1787 al finalizar una exitosa campaña contra Rusia. A partir de ahí,
estableció su capital en Teherán, desde entonces permanece así. Más tarde tomó
Khorasan, aunque sólo después de perpetrar las más terribles atrocidades en la
persona de Shahkroh.
Fue el más brutal y odiado de todos los
monarcas iraníes. Agha Mohammad al menos tuvo éxito al poner fin a una época de
anarquía. Luchó exitosamente contra los enemigos externos y reconstituyó la fe
Shiáh como religión estatal. Fue asesinado en el campamento por sus ayudantes
en 1797.
Bajo sus sucesores Fath Ali Shah
(1798-1834),Mohammad Shah (1834-1848), Naser ad-Din Shah (1848-1896), Mozaffar
ad-Din Shah (1896-1907), Mohammad Ali Shah (1907-1909) y Ahmad Shah
(1909-1925), el contexto de la historia iraní cambia por completo. Sale de la
Edad Media en tiempos recientes, en los que el interés de Irán se sustenta no
en su propia civilización o esplendor o misterio sino en sus posibilidades como
campo de expansión entre grandes fuerzas rivales – o mejor dicho, como campo de
expansión en el que la expansión de un gran poder debería estar limitada por
otro poder rival, y precisamente esta rivalidad más que cualquier fuerza
inherente en la monarquía Qajar, que junto a la resistencia nacional capacitó a
Irán para mantener su ansiada independencia.
Este largo periodo vio cómo Irán perdía
parte de su territorio a favor de países vecinos y caía bajo la creciente
presión de países europeos, particularmente la Rusia Zarista y Gran Bretaña.
Durante el reinado de Fath Ali Shah (1797-1834), las reclamaciones de Persia en
el Cáucaso (repúblicas actuales de Azerbayán, Cáucaso, Armenia,Daghestán)
fueron desafiadas por los Rusos en una larga lucha que acabó en el Tratado de
Gulistán (1813) y en el de Turkamanchai (1828), por los cuales Irán fue
obligada a renunciar al área caucásica.
Herat, el valle arrocero sobre el hari
Rud, que había sido parte del antiguo Imperio Persa, fue tomado por los
afganos. Una serie de campañas militares para reclamarlo finalizaron con la
intervención de los británicos, quienes apoyaban a Afganistán y acabó en el
reconocimiento de la independencia afgana por parte de Irán en 1857.
El descubrimiento de petróleo a comienzos
del siglo XX intensificó la rivalidad de Gran Bretaña y Rusia en la lucha por
el poder sobre toda la nación., Internamente,, los primeros años del siglo XX
vieron el surgir del movimiento constitucional y una Constitución estableciendo
un Parlamento (Majlis) que fue aceptado por el Shah en 1906. Entretanto, la
lucha anglo-rusa continuaba y en 1907 resultó en un Acuerdo anglo-ruso (anulado
tras la Primera Guerra Mundial) que dividió Irán en dos esferas de influencia.
El periodo que precede a la Primera Guerra
Mundial fue uno de los de más dificultad política y financiera. En 1911, Morgan
Shuster, un financiero americano fue contratado como asesor financiero y
tesorero general de Irán. Se realizaron algunas reformas, pero los conflictos
con los rusos condujeron a la caída y término de la misión en 1920. Durante la
guerra, Irán fue ocupado por británicos y rusos pero permaneció neutral.
Después de la guerra Irán fue admitido en la Liga de Naciones como miembro
fundador. En 1919, Irán firmó un Tratado comercial con Gran Bretaña por el cual
Gran Bretaña reafirmaba la independencia de Irán formalmente pero en realidad
intentaba implantar un Protectorado completo sobre el país. Tras el
reconocimiento de Irán de la antigua Unión Soviética en el Tratado de 1921,
ésta última abolió las últimas medidas zaristas imperialistas en Irán, canceló
todas las deudas y concesiones y retiró las fuerzas de ocupación del territorio
iraní.
LOS PAHLAVI:
En 1921, Reza Khan, un oficial del
ejército, llevó a cabo un golpe de estado e implantó una dictadura militar.
Consiguientemente, fue nombrado Shah, así se acababa la dinastía Qajar y se
fundaba la Pahlavi. En 1941, dos meses después de la invasión alemana de Rusia,
fuerzas británicas y rusas ocuparon Irán. El 16 de Septiembre, Reza Shah abdicó
a favor de su hijo Mohammad Reza Pahlavi. Las tropas americanas más tarde
entraron en Irán para manejar la entrega y distribución de suministros de
guerra a los Rusos.
En la Conferencia de Teherán en 1943, la
Declaración de Teherán, firmada por los Estados Unidos, Gran Bretaña y Rusia,
garantizaba la independencia e integridad territorial del país. No obstante,
los Rusos, insatisfechos con el rechazo del gobierno iraní a garantizar
concesiones petrolíferas, organizaron una revuelta en el norte que desembocó en
el establecimiento de gobiernos títere que dieron lugar a la República Popular
de Azerbayán y a la República Popular de Kurdistán (Diciembre de 1945),
encabezadas por líderes rusos que controlaban las maniobras.
Cuando las tropas rusas permanecieron en
Irán siguiendo a la expiración del Tratado de tiempos de guerra (Enero de 1946)
que también permitía la presencia de tropas anglo-americanas, Irán protestó
ante las Naciones Unidas. Los Rusos finalmente se marcharon (Mayo 1946),
después de recibir la promesa de concesiones petrolíferas en Irán, mediante
aprobación del Parlamento.
Los gobiernos establecidos por los rusos
en el norte, al carecer de apoyo popular, fueron depuestos en 1946 y el
Parlamento rechazó, en consecuencia, las concesiones petrolíferas. En 1951, el
Movimiento del Frente Nacional, liderado por el Primer Ministro Musaddiq, un
militante nacionalista, forzó al Parlamento a nacionalizar la industria
petrolera y formar la Compañía Nacional Iraní del Petróleo (NIOC). Aunque un
bloqueo británico condujo a un virtual colapso de la industria del petróleo y
serios problemas económicos internos, Musaddiq continuó con su política de
nacionalización.
Abiertamente opuesto al Shah, Musaddiq fue
echado del poder en 1952 pero rápidamente lo recuperó. El Shah abandonó el
país, pero volvió cuando los elementos de apoyo anglo-americanos aparentemente
monárquicos obligaron a Mussadiq a dimitir en 1953. En 1954, Irán permitió un
consorcio británico, americano, francés y holandés de empresas petrolíferas que
operaban con facilidades, con beneficios compartidos por igual entre Irán y el
consorcio. Después de 1953, una sucesión de primeros ministros restauró el
orden en Irán. En 1957, la ley marcial fue abolida tras 16 años de
implantación.
Irán estableció relaciones más estrechas
con Occidente, uniéndose al Pacto de Baghdad, más tarde llamado Organización
del Tratado Central), y recibió una gran cantidad de ayuda militar y económica
de los Estados Unidos hasta fines de los años 60. En los comienzos de los 60 y
continuando hasta los 70, el gobierno iraní abordó un aparente programa extenso
(la Revolución Blanca) llamado a mejorar la economía y las condiciones
sociales. La reforma de la tierra fue la máxima prioridad. En un esfuerzo por
transformar el sistema agrícola feudal basado en el régimen campesino-señor, el
gobierno compró propiedades y las vendió a la gente. También se distribuyó una
larga extensión de tierras pertenecientes a la corona. En Enero de 1963, un
extensivo plan fue aprobado para una mayor redistribución de la tierra,
educación obligatoria, sistema de beneficios en la industria; el programa fue
financiado mediante la venta de industrias estatales a inversores privados.
El Shah hacía todo, incluso establecer un partido
que apoyaba al gobierno para preparar a Irán para una instauración de más
pretendido corte democrático. Sin embargo, los variados programas reformadores
y las continuas condiciones económicas de empobrecimiento jalearon a los
principales grupos religiosos y políticos. Así, hubo tumultos en 1963.
El 5 de Junio de 1963, la más importante
manifestación religiosa nacional encabezada por el ayatollah Jomeini tuvo lugar
para protestar por la llamada Revolución Blanca. La inestabilidad política
general se reflejó en el asesinato del Primer ministro Hassan Ali Mansur y un
intento fallido contra la vida del Shah en enero de 1965 Amir Abbas Hoveida
sucedió en el cargo al fallecido Mansur y estuvo en el poder hasta 1977. En
Octubre de 1971, Irán conmemoró el 2500 aniversario del Imperio Persa
Aqueménida de Ciro el Grande con una elaborada celebración en el desierto, en
Persépolis.
La política pro-occidental de Irán continuó
en la década de los 70, aunque mejoraron las relaciones, especialmente en el terreno
económico, aquéllas fueron restablecidas con los países comunistas, incluyendo
la antigua Unión Soviética. Sin embargo, las relaciones con Iraq se resintieron
mucho desde finales de los 60 hasta comienzos de los 70, y hubo un gran número
de escaramuzas armadas a lo largo de la frontera irano-iraquí. En Abril de 1969
Irán anuló el tratado de 1937 que tenía con Iraq sobre el control de Arvand Rud
(Shat al-Arab) y demandó el tratado que había concedido a Iraq un virtual
control del río, renegociando aquel. En 1971, Gran Bretaña retiró sus fuerzas
del Golfo Pérsico.
Consciente de que los países que eran
apoyados por la Unión soviética podrían intentar llenar el vacío dejado por la
retirada de Gran Bretaña, Irán aumentó su presupuesto de defensa y se convirtió
en la fuerza militar más poderosa de la región.
Aunque Irán renunció a toda reclamación
sobre Bahrein en 1970, recuperó el control de tres de las antiguas islas en la
entrada del Golfo Pérsico que estaban bajo ocupación británica hasta Noviembre
de 1971. Iraq protestó ante la acción de Irán mediante la expulsión de miles de
ciudadanos. En Marzo de 1973., poco después de la conclusión del Tratado de 25
años que firmado en 1954 con el consorcio productor de petróleo, Irán instauró
el control total sobre todos los aspectos relativos a la industria del petróleo
y el consorcio accedió (Mayo 1973) a actuar como mero asesor a cambio del largo
y favorable periodo de contratos como proveedor petrolífero.
Las consecuencias de la guerra
árabe-israelí de Octubre de 1973, Irán rehusó emplear el petróleo como arma
política y no participó en el embargo petrolífero contra Occidente y Japón. Sin
embargo, usó la situación para llegar a ser un líder en el aumento de los
precios del petróleo y no contempló el tratado de Teherán de 1971. Irán utilizó
la resaca producida por los nuevos precios para reforzar su posición en el
extranjero como acreedor, para iniciar un programa nacional de modernización y
desarrollo económico y así incrementar su poder militar. Es sabido que durante
el periodo de reinado del Shah Mohammad Reza en Irán (1941-1979), se le dio a
los Estados Unidos carta blanca en todos los aspectos y recursos nacionales de
la tierra.
LA REVOLUCIÓN ISLÁMICA:
Durante cerca de los 15 años siguientes a
la victoria de la Revolución Islámica (11 de Febrero de 1979) Irán había pasado
por un periodo de penosas pruebas para dar los primeros pasos hacia el final
establecimiento de un gobierno islámico. Las medidas básicas para organizar el
sistema islámico de administración fueron adoptadas bastante pronto después de
la Revolución.
Un referéndum para decidir el tipo de
régimen se celebró el 1 de Abril de 1979, sólo 50 días después de la llegada al
poder de la revolución. Según informes oficiales, el 98,2 % del electorado votó
a favor de una República Islámica en lugar del régimen monárquico previo. Una
Constitución redactada se preparó antes del verano de 1979 y una Asamblea de 72
expertos la aprobó tras largas deliberaciones. La Constitución fue ratificada
por el líder de la república Islámica, el último ayatollah Jomeini, así como
por el voto directo el 3 de Diciembre de 1979. Esta vez, acorde a fuentes
oficiales, el 98,5 % de los votantes emitieron un sí a la Constitución. La
estructura general del sistema islámico de gobierno estaba por tanto decidido,
pero muchos detalles tenían aún que funcionar.
Las primeras elecciones generales del 1 de
Mayo de 1980 y el advenimiento del nuevo Parlamento (Majlis) fueron los pasos
en esa dirección. Desde entonces, las leyes que pasan por el majlis han traído
a los fundadores de la república Islámica más cerca paso a paso de sus
objetivos. No obstante, los líderes y oficiales iraníes están unánimemente de
acuerdo en que aún queda un largo camino por recorrer hasta alcanzar la meta
final.
La intención declarada del gobierno es
crear un sistema islámico profuso basado en la enseñanza del profeta Mahoma y
sus sucesores, que nunca antes había sido operativa en catorce años de historia
del Islam. Esto hace del gobierno Iraní quizá el único ejemplo existente de
gobierno teocrático a finales del siglo XX.
Uno de los aspectos seculares de la
administración del país, podría decirse que es la nueva Constitución que sigue
las Democracias Occidentales y la Constitución del antiguo Régimen- hasta ahora
en cuanto a la separación de los poderes ejecutiva, legislativa y judicial
concierne.
El nuevo Gobierno estaba intentando
restaurar la paz y prosperidad en el país cuando se enfrentó a un inesperado
ataque contra la frontera occidental por parte de tropas armadas iraquíes el 22
de Septiembre de 1980. Esta guerra impuesta que fue definida como una agresión
a Irán y tuvo una justa defensa por parte de los iranís, acabó a mediados de
1988, siguiendo la resolución de las Naciones Unidas Nº 598, que Irán acató.
La postguerra es testigo de una estupenda
eclosión de energías que habían sido postergadas en tiempos de guerra. Las
combinaciones principales del país en materias política, agrícola, industrial y
social están siendo totalmente reorganizadas en un esfuerzo titánico de
reconstrucción.
La condena de Iraq como agresor, preparó
el camino de Irán para hacer una espectacular entrada en el escenario
internacional. En complicidad con el implemento de los Planes, 1º y 2º de
Desarrollo de 5 años, se han logrado unos aumentos destacados en la producción
de manufacturas, materias primas y en la exportación de mercancías industriales
y artesanales, así como la aceleración de una industria pesada hacia su
madurez. Irán está también expansionando sus ventas hacia Asia, África y otros
mercados internacionales. A pesar del hecho de que la población del país se ha
duplicado durante los últimos quince años., Irán ya puede exportar muchos de
sus productos agrícolas, mientras está reduciendo la importación de productos
de primera necesidad.
El retroceso causado por la impuesta
guerra iraquí estaba sirviendo solamente como un acicate para doblar los
esfuerzos del país en la diversificación de la industria pesada en fabricación
de máquinas, metalurgia y sectores químicos. Muchos de ellos previamente
factorías estatales ahora se están vendiendo a empresas privadas. Así un
dinamismo ha aparecido en el sistema de libre empresa del país, que se debe no
poco al generoso esfuerzo del gobierno a la industria privada. La ayuda toma
forma en las ventajas fiscales y exenciones, facilidades de préstamos,
subsidios y tarifas altas sobre la importación en productos extranjeros
competitivos extranjeros.
Al mismo tiempo, una máxima prioridad se
está dando a la modernización de la economía rural subdesarrollada – mediante
medios efectivos. Esto ha abierto el camino a un mayor intercambio científico,
tecnológico y comercial con el resto del mundo.
En este corto periodo de la Historia
Iraní, el tema no ha sido tratado desde el principio y no hemos entrado en
detalles, que requerirían una docena de volúmenes al menos. Hay muchos otros
aspectos de la civilización de Irán que Usted, como turista extranjero,
descubrirá por sí mismo- cuando esté aquí en Irán.
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