sábado, 22 de agosto de 2015

Monasterior La Granja de Moreruels



El monasterio de Santa María de Moreruela


Por fin visito la Granja de Moreruela. Toda mi vida pasando por el cartel que anuncia el desvío desde la carretera pero nunca lo había timado. Pero aunque haya tardado, la he visitado y me ha sorprendido muy muy gratamente.






Algunas notas sobre este lugar:


El monasterio de Santa María de Moreruela fue un monasterio perteneciente al orden cisterciense ubicado en las cercanías del municipio Granja de Moreruela, en el noroeste de la provincia de Zamora (Castilla y León, España) junto a la denominada Vía de la Plata. Se considera uno de los primeros monasterios cistercienses edificados en la península ibérica. 


Es fundado por Ponce Giraldo de Cabrera (Príncipe de Zamora) en el siglo XII (1162) y tuvo su auge económico hasta el siglo XIII. El auge se tradujo en posesión de tierras circundantes, expansión de la red monástica mediante establecimiento de prioratos. La comunidad de monjes inicial que vivía en el conjunto se supone fue de doscientos, cifra que se vio enormemente rebajada en los siglos posteriores a poco más de una veintena, a lo sumo una treintena. Es posible que tuvieran una cantidad similar de criados diversos entre mozos de cuerda, pastores, vaqueros, hortelanos, cocineros, etc.


Los edificios que componen el monasterio fueron sufriendo diversas reformas desde los inicios medievales, llegando a convivir todos ellos con una hospedería reciente creada a finales del siglo XVIII. El devenir y la exclaustración de los monjes se producen a mediados del siglo XIX debido a una serie de leyes desamortizadoras que se iniciaron durante la Guerra de Independencia Española. Estas sucesivas desamortizaciones finalizaron definitivamente con la actividad del convento en octubre de 1835. El rigor de los elementos y de los actos de rapiña es la causa su estado ruinoso en apenas varias décadas. El abandono convirtió el conjunto finalmente en una ruina


Se declaró como Monumento Histórico Artístico el 3 de junio de 1931 por decreto publicado por el Gobierno provisional de la Segunda República. A pesar de ello las ventas posteriores de terrenos circundantes incluían algunos edificios del Monasterio. Acto que obligó al Ministerio de Cultura a iniciar expropiaciones forzosas en el año 1981, siendo un conjunto protegido en 1995 en propiedad de la Junta de Castilla y León. Se han realizado varias intervenciones parciales a finales del siglo XX, comienzos del XXI.


Historia:


El origen del monasterio es objeto de debate, no queda clara en las referencias documentales la posición de la primera fundación, como tampoco resulta clara la fecha en la que fue creada la primera comunidad de monjes. La primera referencia documental del monasterio se encuentra en un comentario encontrado en el Codex biblicus legionensis de la Catedral de León en el que se menciona como el obispo Froilán inaugura mediante los consejos de Alfonso III el Magno un monasterio en Salvador de Tábara y el de Moreruela a la ribera del Esla.


Mención de la que se obtiene la simultaneidad de ambos monasterios fundados por Froilán.


Durante los siglos posteriores al XI la zona norte de la provincia de Zamora genera una tupida red de monasterios financiados las donaciones de los nobles, pero no todos prosperaron. Moreruela si logró salvarse de esta primera selección debido al establecimiento de una zona de influencia debido a las múltiples posesiones que iba acumulando a lo largo del siglo XI.


Primeras noticias: Santiago de Moreruela:


La primera noticia documentada a lo largo del siglo XI se debe a un pergamino de 1042 que en grafía visigótica establece que las propiedades de un conjunto de villas cercanas (Iuncello), por orden regia de Fernando I se donan a un futuro propietario de nombre arabizado denominado Keia Hazbe. 


La documentada cesión del monasterio por parte de Alfonso VII de León en 1143 a su leal seguidor Ponce Giraldo de Cabrera en la desierta población de Moreruela de Frades abre una incógnita sobre el estado anterior del monasterio. Ponce recibe este honor tras casi veinte años al servicio militar del emperado leonés. 


Siglos más tarde, al empezar la expansión de la orden de Cister por el norte de la península ibérica, El monasterio de Moreruela pasa a ser el “Monasterio del Císter: Santa María de Moreruela”


Inicio del declive en Moreruela: siglo XIV


A partir del periodo que va desde 1298 hasta 1325 se produce una crisis económica en el Monasterio que pasa de un periodo de expansión a uno de recesión. Este declinar se prolongó a lo largo del siglo XIV. En el siglo XV el gobierno de Moreruela fue dado en encomienda y es posible que a lo largo del siglo los monjes trabajaran por consolidar el patrimonio y racionalizar sus rentas. Esto supuso que los monjes perdieran sus propiedades más alejadas y concentraran sus esfuerzos en los dominios más cercanos. A esto cabe añadir que si en los siglos precedentes tuvo Moreruela la protección de los Nobles, con el advenimiento del siglo XV las disputas en sus tierras fueron creciendo. 


El final del monasterio:


En el año 1835 la llegada al poder de Juan Álvarez Mendizábal, con la minoría de edad de Isabel II se instaura un gobierno liberal que hizo que se radicalizara la política desamortizadora del patrimonio eclesiástico. El 11 de septiembre de 1835 se establece la ley de cierre de todos los Monasterios abiertos hasta la fecha en el territorio español. Los últimos meses de vida comunitaria en Moreruela se vivieron con mucha agitación. El abad y un monje fueron procesados por el corregidor de Benavente por desafección al Régimen


El Monasterio se vendió como cantera. Los campesinos de la zona se llevaban con carros cargados de material pétreo para hacer sus casas. Así, el hastial occidental de Iglesia en las décadas siguientes se derrumba y con sus piedras se edifica igualmente la Iglesia del vecino municipio de la Granja de Moreruela.



Estructura de los edificios


Las ruinas que pueden admirarse a comienzos del siglo XXI corresponden a un modelo arquitectónico cluniacense adaptado a una tipología Císter. La observancia de las Reglas de San Benito hace que el lugar elegido se encuentre en zonas solitarias, apartadas de núcleos poblacionales. Las fechas de construcción indican un periodo inicial de estilo constructivo románico que evolucionaría pronto a un gótico temprano. Los abades de la congregación cisterciense transmitían a sus filiales el plan arquitectónico que habían aplicado anteriormente en la construcción de su propia abadía, así como toda la experiencia acumulada. Todos los abades de los monasterios del Císter, se reunían en Capítulo General una vez al año, y durante este periodo se discutía acerca de los detalles de la construcción y del estado de las obras en marcha o de las ya construidas. Desde el punto de vista histórico si se sabe que tras la afiliación al Císter del monasterio hizo que se comenzara inmediatamente las obras. Comenzando estas por la girola.


El núcleo monacal propiamente dicho, lo componían la iglesia y las dependencias residenciales de los monjes. Los monasterios cistercienses respondían a un mismo programa constructivo, y podían comprender otras instalaciones tan diversas como la hospedería, la enfermería, la botica, los molinos, las fraguas, los palomares, las granjas, los talleres y todas aquellas, que prestaran servicio a una comunidad auto subsistente. La organización de las obras estaban siempre a cargo del magister operis, entre cuyas responsabilidades se encontraba la organización de los maestros canteros, carpinteros y mozos de obra. Los ritmos de las obras estaban supeditados en todo instante a la situación financiera, y al ritmo de las donaciones. El monasterio de Moreruela gozaba desde sus inicios de ingresos estables cuyo origen era la producción de un tejar y varias aceñas ubicadas a lo largo del río Esla. El material pétreo con el que se han realizado los primitivos paramentos (principalmente Iglesia y Estancia) está compuesto de areniscas micáceas, cuarcitas micáceas y esquisto pizarroso. Las reformas post-medievales emplean cuarcitas. Para el enripiado se utilizan esquistos pizarrosos. Todos ellos muy habituales en la zona en las estribaciones de la Sierra de la Culebra.


Lo primero en ser construido fue la Iglesia, concretamente la zona del altar que contiene los absidiolos. Tras la Iglesia se procedía a construir la sala capitular (zona de ordenamiento administrativo de la vida cotidiana) y posteriormente la sala de monjes (sala de convivencia durante los meses de invierno). Tras estos espacios se vertebraba después las áreas administrativas tales como el calefactorio, los refectorios respectivos para los monjes y los conversos. Se desconoce si el monasterio tuvo, o no, un área específica dedicada a locutorio, al igual que una fuente muy habitual en los monasterios cistercienses


Empieza la visita 


Al bajar del coche, nos reciben las ruinas de los muros que siguen en píe de los edificios



No se cobra entrada, pero se puede hacer una pequeña donación para colaborar con la conservación del lugar. 

Una puerta enrejada nos da acceso al recinto




La iglesia:

La iglesia se construyó a finales del siglo XII, todavía en estilo románico, aunque con elementos de transición hacia el gótico, como los arcos de medio punto o las bóvedas de ojiva. Iniciada en el año 1162, es el primer edificio del conjunto en construirse, y a pesar de la celeridad impuesta en su construcción no se hace en una única etapa. Era costumbre construir simultáneamente las dependencias de la sala de Capítulo y de la iglesia, dando un espacio para el futuro claustro. No se conserva íntegro el conjunto del edificio, pero sí lo suficiente para dar una clara idea de sus formas y volúmenes iniciales. La orden del Císter tenía instrucciones muy claras acerca de la simplicidad ornamental de las iglesias. Es decir se construían sin esculturas, ni pinturas de ningún tipo, con ventanas de vidrios transparentes y sin torres ni campanarios de gran altura. Las paredes en el interior eran de piedra vista, o enlucidas en blanco, sin pinturas, ni vidrieras. Al igual que Todo ello contrastaba con la riqueza ornamental de las anteriores iglesias cluniacenses. La iglesia de Moreruela, al igual que otras del Císter, se dedicaba a la Madre de Dios. La espadaña con campanario que puede verse en el siglo XXI es un añadido posterior del siglo XVIII.

La geometría empleada en el diseño de su planta se inicia con un cuadrado de 100 pies carolingios de longitud. El área que cubre los absidiolos y el transepto es un cuadrado de 66 pies castellanos de lado, cuyas diagonales se cruzan igualmente en las diagonales del transepto. Algunos historiadores destacan el desorden constructivo a la hora de afrontar la iglesia, existiendo incongruencias y falta de unidad en el proyecto inicial. La construcción debió realizarse en tres etapas repartidas entre el siglo XII y XIII. En una primera etapa se produjo la construcción de siete absidiolos de traza circular, tangentes entre ellos, cubiertos finalmente mediante bóvedas de horno. Las siete capillas se abren a la girola mediante un arco de medio punto sustentado por dos columnas. En una segunda fase la girola se eleva sobre los absidiolos dando lugar al cuerpo intermedio. Todo ello fue iniciado con trazas románicas. Cada uno de sus tramos se cubre con una bóveda de crucería. En una tercera y última etapa se cierra la capilla principal con una cúpula de horno.

Se trata de una planta de cruz latina compuesta por tres naves muy largas de nueve tramos y transepto muy ostensible. De todo el conjunto, lo auténticamente singular es la cabecera formada por tres cuerpos de diferentes alturas: el más bajo lo constituyen siete absidiolos de traza circular que cierran exteriormente la girola cuya altura destaca sobre ellos dando lugar al cuerpo intermedio. Ésta, a su vez, circunda la capilla mayor o ábside propiamente dicho que eleva su cerramiento por encima de todo el grupo formando el tercer cuerpo. Los absidiolos se cubren mediante bóveda de horno y se comunican con la girola a través de arcos de medio punto. La girola está cubierta en cada uno de sus tramos por bóveda de crucería, mientras que la capilla central se cierra, como los absidiolos, con bóveda de horno sustentada por ocho columnas dispuestas en semicírculo. La capilla mayor es la parte que más remite al gótico, con columnas estilizadas y unos vanos que ofrecen al conjunto la sensación de verticalidad característica de este estilo. El presbiterio se encuentra cubierto por una bóveda de cañón. Los paramentos de las naves se realizaron con piedra arenisca empleando la técnica del opus emplectum.

Las naves de la iglesia se derribaron en algún instante entre la exclaustración y la última década del siglo XIX. Se puede intuir que eran tres, la central más alta que las laterales. Sólo ha sobrevivido dos de los muros laterales, muy modificados, y los basamentos de los pilares. El muro norte se conserva hasta media altura, se abren en él tres puertas: la puerta de conversos, la de monjes (ambas proporcionaban acceso al claustro) y una tercera de reducidas dimensiones. El muro sur se conserva con su altura íntegra, pero con abundantes grietas. La iglesia sufrió una fuerte transformación interior en el siglo XVI y XVIII. Las excavaciones arqueológicas realizadas en 1985 en el suelo junto a las basamentas de las columnas muestran que en la iglesia se hacían enterramientos en época de Carlos III.

El exterior de la cabecera, vista desde el huerto, permite ver tres partes claramente diferenciadas en altura. En el nivel superior discurre una cornisa compuesta de una arquería ciega sobre modillones. El aspecto que posee este exterior es fruto de las intervenciones de 1989. Esta girola exterior se encontraba rematada inicialmente de teja, fruto de la intervención de restauración que realizó inicialmente Menéndez Pidal en los años setenta. Con los años esta intervención fue mostrando problemas constructivos debido al uso de materiales como el cemento Portland que disolvía sales minerales incompatibles con la estructura pétrea de la girola, presentando además coeficientes de dilatación diferentes, lo que provocó fisuras en la fábrica de los muros. Preocupaba mucho en las restauraciones de 1989 las humedades debidas a la diferencia de cota existente en el exterior, el terreno estaba recrecido casi un metro y esto causaba fuentes de humedad en el interior. La intervención de urgencia realizada en 1995-1996 por Leocadio y Lera sanearon todos los elementos incluidos en la restauración anterior de M. Pidal y se consolidaron los muros, finalmente se optó por construir una cubierta de cerámica. Durante estas actuaciones se pudo comprobar que la cubierta de la girola ha tenido diversas intervenciones a lo largo de la historia del monasterio.

En la iglesia recibieron sepultura, entre otros nobles, Fernán Pérez Ponce de León, nieto del rey Alfonso IX de León, quien fue señor de la Puebla de Asturias, Cangas y Tineo, Adelantado mayor de la frontera de Andalucía, Mayordomo mayor de Alfonso X el Sabio y ayo del infante Fernando IV el Emplazado, y su esposa, Urraca Gutiérrez de Meneses. Los restos de ambos se hallaban depositados en un sepulcro ubicado en el lado del Evangelio de la capilla mayor de la iglesia del monasterio.

Algunas imagenes de lo que queda:





Algunas imágenes de lo que queda de la parte del altar principal de la iglesia:







 Algunas fotos de la parte trasera:



Claustro reglar

El claustro reglar se encontraba adyacente al transepto de la iglesia en lado norte. Situación típica de la planta constructiva de los monasterios Císter. De planta cuasi-cuadrada tenía dos accesos a la iglesia en dos puertas, la de monjes y la de conversos. La puerta de monjes es la más cercana a la capilla mayor y contiene más ornamentos entre sus jambas. Queda delimitado por sus otras tres pandas: la de capítulo, la del refectorio y la de la cilla (o de conversos). En época medieval es posible que tuviera una arquería con una cubierta de madera. Hay que tener en cuenta que en el siglo XVII se rehízo todo el espacio, elevándolo a una altura más. Es decir que a comienzos del siglo XXI, lo que se observa son las ruinas del claustro del siglo XVII. Quedando restos muy dispersos del claustro medieval.

La puerta de conversos se encuentra ubicada más alejada del altar. Inserto entre el claustro y la Iglesia se encuentra la sacristía cuyo acceso se encuentra en el medio del costado norte del transepto. El claustro era el centro de la vida monacal del interior del monasterio, desde su pasillo se tenía acceso al resto de las dependencias del monasterio. Era en este espacio en el que se realizaba la lectio divina. Este claustro suele ubicarse en la zona meridional más soleada, pero otras consideraciones como el aprovisionamiento de agua, como es en el caso de Moreruela, ubiquen este claustro en la zona septentrional. Debe pensarse que el claustro era la zona desde la que se accedía a las otras dependencias del monasterio.
El Claustro medieval del monasterio y sus otras dependencias sufrieron profundos cambios y transformaciones a partir de su incorporación Regular Observancia de Castilla en 1494. Los restos que se pueden ver a comienzos del siglo XXI corresponden a los zócalos del claustro renovado del siglo XV. Se pueden ver igualmente en los paramentos de la iglesia las marcas de apoyo y ménsulas de las bóvedas. Los accesos al exterior por el este, concretamente a la huerta, quedaron cerrados en el siglo XVII. Por el oeste se encontraba la cilla, y desde el denominado pasaje de conversos se accedía a la Hospedería. Los paramentos de este lado oeste muestran arcosolios funerarios. El claustro sufriría profundas reformas en los siglos XVII y XVIII. Era habitual en los monasterios cistercienses que hubiera una fuente en el claustro, bien en el centro, bien en los lados. En el caso de Moreruela se desconoce la existencia del mismo.

Sala capitular

La sala capitular es el espacio de mayor importancia en la vida conventual tras la iglesia. En ella se reunían los monjes a capítulo al menos una vez al día. En esta sala se exponen cuestiones relevantes acerca de la administración de la comunidad. El Capítulo es igualmente el sitio donde se realizan los enterramientos importantes, benefactores y generalmente abades. En el paramento norte de la sala capitular se encuentra una inscripción que menciona un enterramiento de un magnate de comienzos del siglo XIII y su hijo: «Hic iacet Pelagius Tabladelli et hic filius eius Petrus Pelagii». La sala capitular de Moreruela es de planta cuadrada, con cuatro columnas centrales y cubierta de bóvedas de ojiva con nervios de piedra, y su ubicación relativa en el monasterio es original del siglo XIII. Se trata de una sala cubierta con bóvedas de crucería.

La mitad de la sala se encontraba desplomada ya a comienzos del siglo XX, y en las reparaciones de urgencia que se hacen el año 1985, se somete a una cubrición de encofrado hormigón que imita el ritmo espacial de las bóvedas.

Sala de monjes

Es una sala con planta rectangular dividida en dos naves en la que los monjes hacían trabajos colectivos a cubierto de la intemperie. El suelo de esta dependencia se encuentra a una cota inferior que el resto del monasterio. Originariamente en tiempos medievales esta sala tenía cuatro puertas de acceso. Una de ellas daba acceso al huerto que hay en la parte posterior, la otra daba al patio interior, y las otras dos una de ellas a las letrinas y la otra al calefactorium. Tras las restauraciones se ha practicado sólo una entrada quedando el espacio muy desvirtuado. Esta sala es posible que tuviera otros usos durante el periodo que va desde XVII al XIX, haciendo a veces de un simple almacén.

Espacios domésticos

Los espacios denominados así se encuentran en la panda norte del claustro y corresponden a la cocina, los refectorios respectivos y el calefactorio. Estos espacios fueron muy afectados por las reformas realizadas en el edificio en el siglo XVII. La cocina se encontraba en el piso superior, al haberse desplomado poco se sabe de su disposición. El refectorio de monjes medieval se subió igualmente al segundo piso durante las reformas del siglo XVII. Consta la existencia de un obrador de pan ubicado en la planta baja.

El dormitorio era el espacio que empleaban los monjes para descansar, ascendían tras el último oficio litúrgico de la tarde (subiendo por la escalera de día) y se levantaban en maitines descendiendo a la iglesia por la escalera homónima. En verano durante las largas jornadas, ocasionalmente se acostaban a mediodía. Las dependencias en los monasterios del Císter se encontraban separadas en dos, los monjes habitaban junto a la iglesia y los conversos segregados en otras dependencias más alejadas de la iglesia. Ambas comunidades se comunicaban mediante el claustro: un espacio común a ambos. Los monjes han vivido en las primeras plantas antes de la reforma impuesta en el siglo XV por la Congregación de San Bernardo de Castilla, a partir de este instante se consideró la posibilidad de residir en una segunda planta. A esta segunda planta se accede bien por la escalera de día que comunica con el claustro, bien por la iglesia en una escalera de maitines. Desde el punto de vista constructivo las dependencias de los monjes se construían al mismo tiempo que la iglesia. Una parada por temas de presupuesto, afectaba a la evolución de ambas construcciones.

Hospedería

Traspasando al otro lado del claustro reglar por el pasaje de conversos que daba a la parte occidental del monasterio, se encontraba la denominada hospedería. Que el Monasterio hacía funciones de hospedería ya se sabía desde 1252, en el que se denomina hostal. La enfermería se documenta un par de años antes, y la botica se instaura por primera vez en 1306. Era una de las funciones de los monjes hospedar a todo aquel viajero o peregrino que llegara a sus puertas, bien fuese religioso o seglar.

La enfermería se colocaba en la zona más apartada del monasterio. En ella se atendía a los hermanos enfermos y ancianos. Así como a los peregrinos que estaban de paso. En la enfermería no estaban sus habitantes obligados a seguir la regla monástica de San Benito. En Moreruela, desde el siglo XIII, constantemente ardían unas lámparas en la enfermería, debido a una promesa del abad Esteban de Moreruela con el arcediano de Zamora en Toro, Pedro Pérez, en 1250.
  
Imagenes del Recinto:



















Detalles que siguen en pié a pesar de los años:














Grafitis que dejan constancia del paso de viajeros por estos lugares desde su fundacion.