jueves, 5 de abril de 2012

Jordania - S.Santa 2012 2/3

Jordania - S.Santa 2012 2/3


Miércoles 4 Abril – Petra

Algo de información para preparar la visita a Petra:

Petra (en árabe, البتراء al-Batrā´) es un importante enclave arqueológico en Jordania, y la capital del antiguo reino nabateo. El nombre de Petra proviene del griego πέτρα que significa piedra, y su nombre es perfectamente adecuado; no se trata de una ciudad construida con piedra, sino, literalmente, excavada y esculpida en la piedra.

Los tonos rosas, naranja y amarillos de sus piedras, que cambian de tono a cada instante según cambia la situación del sol en el cielo hacen que sea un lugar único.

El asentamiento de Petra se localiza en un valle angosto que se encuentra en uno de los bordes de la fosa del Rift que es un hundimiento que cruza de sur a norte el territorio africano y que se prolonga por el Mar Rojo, Mar Muerto y Valle del Jordán.

En torno a la ciudad ha crecido una aldea, Wadi Mousa, (río de Moisés), donde ya hay unos setenta hoteles en medio de una geografía desordenada; Un marco pobre para la joya que –afortunadamente- está casi totalmente oculta por montañas a esta fiebre urbanística.

Antaño, los beduinos vivían en las propias tumbas de Petra, hoy se han establecido todos en un pueblo construido cerca de Wadi Musa para que no se degrade la ciudad.

Petra fue fundada a finales del siglo VII a. C. por los edomitas, fue ocupada en el siglo VI a. C. por los nabateos que la hicieron prosperar gracias a su situación en la ruta de las caravanas que llevaban el incienso, las especias y otros productos de lujo entre Egipto, Siria, Arabia y el sur del Mediterráneo.

Hacia el siglo VIII, el cambio de las rutas comerciales y los terremotos sufridos, condujeron al abandono de la ciudad por sus habitantes. Cayó en el olvido y el lugar fue redescubierto para el mundo occidental por un explorador suizo Johann Ludwig Burckhardt en 1812.

Numerosos edificios cuyas fachadas están directamente esculpidas en la roca, forman un conjunto monumental único que a partir del 6 de diciembre de 1985, está inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. La zona que rodea el lugar es también, desde 1993, Parque Nacional arqueológico.

Desde el 7 de julio de 2007, Petra forma parte de las nuevas siete maravillas del mundo moderno.


- Geografía:

Petra se encuentra a mitad de camino entre el Golfo de Aqaba y el Mar Muerto a una altitud de 800 a 1396 metros sobre el nivel del mar en un valle de la región montañosa de Edom, al este del valle del Arabah. Hoy, Petra está alrededor de 200 km al sur de la capital jordana Ammán, aproximadamente a 3 horas en coche.

La presencia de agua y la seguridad proporcionada por el emplazamiento de Petra hizo de ella una parada natural en la intersección de varias rutas de caravanas que conectaban Egipto, Siria y Arabia con el sur del Mediterráneo.

- Importancia del agua:

El agua es necesaria para el desarrollo de las actividades humanas. Las fuentes son escasas en esta región de clima semidesértico. Es el agua de lluvia, cerca de 150 mm al año, actualmente de 50 a 250 mm la que asegura las necesidades esenciales. Las fuentes sólo podrían proporcionar agua para unas pocas familias.

Los nabateos construyeron un sistema de recogida y redistribución de agua, con reglas para su distribución a los habitantes.

Crearon canalizaciones excavadas en la roca, presas, embalses y una amplia red de cisternas.

Este sistema de distribución de agua era muy avanzado para época. Hoy aún quedan vestigios de estas construcciones.


- Historia:

La historia de Petra es larga, su valle era muy estimado por su fácil defensa. Sin embargo, sus primeros habitantes fueron nómadas, no hay huellas físicas de las viviendas más que a partir de la época nabatea.

- Neolítico.- El establecimiento más antiguo encontrado en Petra data de la Edad de Hierro.

- Antigüedad.- Era un santuario religioso, político y cultural.

- Periodo edomita.- De acuerdo con León de Laborde, las primeras huellas de las instalaciones sedentarias edomitas en el sitio de Petra se remontan al final del VIII y siglo VII a. de C. En esta época se la conocía por el nombre de Edom.

Según la Biblia, el pueblo edomita se opuso al paso de Moisés en el Éxodo y tubo que luchar con él venciéndolo en la batalla.

Según la tradición árabe, Petra es el lugar donde Moisés en el Éxodo del pueblo de Israel desde Egipto, hizo que brotase una fuente de la piedra, al golpearla con su bastón. Muchos lugares de la zona, todavía recuerdan a Moisés teniendo en su nombre: “Moussa” que es como llama a Moisés en árabe. Aarón, hermano de Moisés murió en esta zona y fue enterrado en una de sus colinas.

La región sufrió numerosas incursiones por parte de las tribus israelitas, pero permaneció bajo el control de los edomitas al menos hasta la anexión del territorio edomita al Imperio persa.

- Periodo nabateo.- La llegada de los nabateos, se remonta probablemente al siglo VI antes de C. Era un pueblo nómada del desierto arábigo que inicialmente se dedicaban al saqueo de las caravanas comerciales y que terminó controlando las rutas comerciales que venían de oriente.  Las rutas comerciales terrestres de los Nabateos hicieron de Petra un centro de comercio importante para su época por su capacidad de ofrecer un lugar seguro para almacenar las mercancías.

En el año 312 antes de C., el general Antígono la Borgne fracasa en su intento de capturar la ciudad.

Ya en el siglo IV a. de C., la ciudad abarca más de diez kilómetros cuadrados y la ciudad alcanza su apogeo en el año 50. Contaba con 20000 habitantes, pero las fuentes difieren mucho de este número: otras estimaciones van desde 30000 a 40000 habitantes. En esta época, el imperio Nabateo llegaba hasta el Mediterráneo, Siria y Arabia

La ciudad se desarrolla gracias al comercio de la ruta del incienso. Esta histórica ruta terrestre comenzaba en Yemen a lo largo de la costa oeste de Arabia y se dividía en Petra en dos ramas: una hacia el noroeste que llevaba a Gaza, y otra al noreste en dirección a Damasco. El agua y la seguridad hicieron de Petra un oasis para las caravanas del sur de Arabia y llevó la prosperidad al pueblo Nabateo.

- Período romano.- Petra formó parte de la provincia romana de Arabia Pétrea pero se otorgó a Petra y a los nabateos una relativa autonomía, con la obligación principal de pagar impuestos y de proteger las fronteras de las tribus del desierto.

Pero esta situación duró poco, en 106 a.C. el emperador Trajano convirtió Petra y Nabatea en una provincia bajo el control directo de Roma, que recibió el nombre de Arabia Petraea. Adriano, el sucesor de Trajano, rebautizó la provincia "Hadriana Petrae" en honor a sí mismo.

La apertura de las rutas marítimas en la época romana dio un golpe fatal a Petra dejando de ser un enclave estratégico para las rutas comerciales.

Con la reorganización del imperio, iniciada por el emperador Diocleciano, se convirtió en la capital de la Palaestina taertia o Palaestina salutaris.

- Período bizantino.- El cristianismo llegó a Petra en el siglo cuarto y Petra entró a formar parte del Imperio romano de oriente con el emperador Constantino I el Grande.

En esta época algunas de las construcciones Nabateas pasaron a ser utilizadas como iglesias.

En el año 363, un fuerte terremoto ocasionó daños en los monumentos y dado que la ciudad se encontraba ya debilitada desde el comienzo de la dominación romana por el descenso de sus actividades comerciales; no fue reconstruida, se fue vaciando y se perdió en el olvido.

- Edad Media.- La conquista islámica de la región en los años 629 - 632 parece no haberse interesado por Petra.

Durante la Primera cruzada, la ciudad fue ocupada por Balduino de Boulogne del Reino de Jerusalén y la ciudad sigue en manos de los cruzados hasta el año 1187, cuando Saladino tomó posesión de la región.

- Período moderno.- Petra fue descubierta al mundo occidental en 1812 por Jean Louis Burckhardt, un viajero suizo disfrazado de árabe y que se hacía llamar Sheikh Ibrahim.

Escuchó decir que a las afueras del pueblo de Wadi Moussa, existían en medio de una fortaleza natural, unas ruinas extraordinarias. En esta región, que entonces pertenecía al Imperio otomano, se desconfiaba de las personas que curioseaban en las antigüedades consideradas como "obras de los infieles"; por lo que Jean Louis se presentó como un peregrino que deseaba sacrificar una cabra en la tumba del Profeta Aarón.

Acompañado de su guía, cruzó la ciudad antigua en agosto de 1812, sin poder por un momento pararse a tomar notas o dibujos, pero consciente de la importancia de tales restos y del hecho de que esas ruinas cercanas a Wadi Moussa eran las de Petra.

Entusiasmado, propaga la noticia entre los occidentales instalados en Oriente y en Egipto y expondrá sus conclusiones en el libro "Travels in Syria and the Holy Land", que se publicará en 1823, cinco años después de su muerte.


Gracias a este descubrimiento, el mundo pudo conocer las maravillas que se encerraban en esta zona.


- Arquitectura:

En su origen, los nabateos eran un pueblo nómada, sus construcciones eran simples tiendas de piel de cabra.

Se cree que empezaron a excavar la roca para construir tumbas y ese fin es el que tienen todas las construcciones que han llegado a nuestros días.

Al estar los Nabateos en contacto con muchas culturas, fueron haciendo suyas las corrientes artísticas de todas ellas. El resultado de esto, es la mezcla de estilos con la que se ha diseñado y construido los edificios de Petra.

Como construían??:

Tenían artesanos especializados que se encargaban de hacer las fachadas. Empezaban de arriba abajo usando andamios que enganchaban a las paredes, en la fachada del Tesoro se pueden ver aún hoy, unas hendiduras donde se anclaban.

Empezar a esculpir de arriba hacia abajo tenía su sentido:

1.- Los Escombros caían sin dañar las tallas ya realizadas.

2.- Si hubieran empezado por debajo, el peso de la mole de piedra no había sido soportado por las ligeras columnas de las partes inferiores.

Visita:

Por fin voy a conocer Petra, esta ciudad está dentro de mi lista de “SITIOS Q HAY QUE VER” y que aún no había tenido la oportunidad hacerlo.

La zona arqueológica es enorme, se requiere más de un día para verlo todo y algo siempre quedará en el tintero. Solamente tengo un día así que toca organizar el recorrido e ir a ver lo principal y lo que más me interesa.



La visita comienza en el cetro de visitantes comprando las entradas, es una pasada el precio son 55€ la visita de un día, ha subido más de un 100% en los últimos dos años, creo que es la entrada más cara que he pagado por una visita arqueológica. Lo bueno es que el pr
ecio de entradas para dos días es 60€ y 65€ la de tres así que para los que tengan la suerte de poder estar más de un día no se les va a disparar el presupuesto. J

El primer tramo se puede hacer en caballo, incluso el coste está incluido en el precio de la entrada, pero prefiero entrar andando para poder ir disfrutando de paseo y no perder ningún detalle.

El camino comienza con un suave descenso, a un lado discurre una rambla que está seca, pero que con las lluvias (aunque escasas en la zona) se llena llegándose producir inundaciones en la ciudad y que han llegado a producir la muerte de algún turista

Lo primero que halla el visitante son los “Djin blocks”. Son bloques monolíticos con aspecto de torre y decorados con muy leves molduras y columnillas, conocidos como Djin o bloques de los espíritus.

Su función es misteriosa. Pudiera tratarse de una tipología inusual de tumbas, aunque tampoco sería extraño que fueran construcciones en honor del dios nabateo Dushara, representado usualmente con forma geométrica.



En las paredes rocosas, aparecen algunas cuevas que usaban los Nabateos, también se distingue ya alguna fachada de tumba esculpìda en la roca en la que se aprecia el estilo arquitectónico “Morlón Asirio” que se caracteriza por las escaleras que aparecen en la parte superior



y una de las pocas inscripciones que se pueden encontrar en Petra


Al otro lado del camino, aparece “La Tumba de los Obeliscos”, es la primera de las grandes construcciones que nos encontramos. Recibe este nombre por los cuatro obeliscos que la coronan.

Está relacionada con el Egipto ptolemaico, con el que los nabateos tenían contactos comerciales.



Debajo de los obeliscos, está el Triclinio de Bab el Siq o puerta del desfiladero. Es una tumba de fachada coronada por un frontón partido, con distribución interior propia de un triclinio. Se la fecha en el siglo I aC y pertenece al período clásico del arte nabateo.

NOTA: Triclinio” era el comedor de lujo de la casa romana. Estaba formado por tres lechos (de ahí su nombre).

Llegamos a una pequeña explanada donde termina el recorrido a caballo, hay varias tiendecitas de suvenires, unos baños y restos de los muros de antiguos diques que prevenían a la ciudad de las inundaciones (aunque suene raro, en esta zona tan árida llueve poco pero cuando lo hace puede ser torrencialmente).

La rambla que nos ha acompañado durante el camino, ahora se desvía de forma artificial por un túnel en dirección al norte y quedan únicamente a ambos lados del desfiladero, unos canalillos por los que se conducían el agua hacia el interior de Petra.

Este punto es el comienzo del “Siq” que no es sino un angosto desfiladero de cuatro a seis metros de anchura, 40 a 170 metros de alto y 1,2 kilómetros de longitud que da acceso a la ciudad.



A la entrada hay dos personas vestidas de Nabateos para ambientar, aunque la verdad es que sobran, son como los gladiadores del Coliseo en Roma.


Al entrar en el desfiladero, las imágenes de Indiana Jones al galope en “En busca del arca perdida” vienen a la mente.

Lo primero que encontramos es lo que queda de un arco nabateo de aspecto triunfal. Es una pena pues casi ni se aprecia que era un arco.


El camino empieza a descender, antiguamente estaba cubierto de gruesas piedras, a la usanza de las vías romanas. Esta cobertura que ha ido desapareciendo por los arrastres de agua pero aún queda algo en alguno de los tramos.


Se cree que el desfiladero pudo ser una vía de purificación espiritual. Se sustenta en las cualidades de este lugar: silencio, frescor por la umbría que consigue sus altas y escarpadas paredes, el aroma de las higueras que crecen entre la roca y a los cantos de alondras. Pero eso sí, a estas horas de la mañana con la cantidad de turistas que estamos por aquí de “ESPIRITUALIDAD” nada de nada.


 


 

 

 

El trabajo de ingeniería hidráulica de los Nabateos ha perdurado hasta nuestros días. Las canalizaciones a lo largo de las paredes rocosas permanecen aún en “Medio Buenas” condiciones.


 

 

En estas canalizaciones aparecen una serie de pozos que se usaban para que se depositaran las impurezas que vienen arrastradas con el agua y que a la ciudad, el agua  llegue con la mayor pureza posible.


 

 

En las paredes se observan hornacinas en honor al dios Dushara, un desfile procesional de hombres y animales (casi borrado por el tiempo y la barbarie), inscripciones históricas y hasta un altar de sacrificios, sencillo, en medio del camino, y al lado de un pequeño habitáculo excavado en la roca, tal vez lugar del sacerdote o para almacén de elementos de culto.


 

 

 

 

Muy cerca del altar, una de las inscripciones reza: “El enemigo de mi enemigo es mi amigo”, y alude a la amistad con Roma, enemiga del imperio de Cleopatra.

En una de las paredes aparecen diez betilos esculpidos en la roca, se cree que es la representación de los diez dioses que tenían los Nabateos.

De los dioses nabateos, se conoce poco, solamente sus nombres: Dusares,  Al-Uzza (diosa de la luna), Qaus, Habalu (protector de los viajeros y las caravanas), She'a-alqum, y Manathu, son algunos de ellos.


Las formas de las rocas son caprichosas y si se deja volar la imaginación se puede ver cualquier cosa, los dos más evidentes son un pez como Nemo y un elefante, los ves????


 

La textura de las paredes rocosas es increíble, muestras una gran gama de colores al ponerse al descubierto las vetas de los estratos que las formaron.


Casi al final, se ve un muro de ladrillo en uno de los laterales, es una obra actual construida para evitar las inundaciones de la ciudad. En los 90, en una de ellas, murieron varios turistas japoneses.


El tortuoso avance por el siq termina de forma abrupta, cuando por la estrecha abertura del desfiladero aparece El Tesoro. El impacto es indescriptible, encontrarte de golpe con esa fachada de increíble colorido. Si me impacta, sabiendo lo que me voy a encontrar, ni me puedo imaginar la emoción que debió sentir Jean Louis Burckhardt cuando lo vio por primera vez.


 

 

 

 

 

 

 

La fachada del “Khasneh al Faroun” o “El Tesoro del Faraón”, es el emblema de Petra. Este edificio de tonalidad rojiza y de  estilo clásico está ubicado estratégicamente en un espacio reducido y relativamente protegido de los fuertes vientos de la zona y ha permitido que perdure hasta nuestros días.

Debe su nombre a una leyenda –tal vez influenciada por los datos de Egipto- relativa a la existencia de tesoros de algún rey o faraón, riqueza que estaría en la urna que se halla en el piso superior. El afán por el tesoro hizo que numerosa gente disparase, infructuosamente, sobre esta piedra maciza, consiguiendo, únicamente el deterioro estético de la misma. Las huellas de los disparos se ven a simple vista.

El conjunto está integrado por una fachada de dos pisos que alcanzan una altura de 40 m en estilo corintio alejandrino.


 

 

 

 

 

 

El piso inferior está sostenido por seis columnas, ofrece el aspecto de un templo con un vestíbulo que da acceso a tres salas a través de magníficas puertas esculpidas y coronada por sendos obeliscos no finalizados.


 

En el piso superior, se ven tres juegos de dos columnas. Las de los extremos están coronadas por ángulos de frontón. En la parte central hay un tholos, o templete circular, con la imagen de una Tyche o Fortuna y rematado por un tejadillo con la famosa urna que da nombre al lugar.


  

 

El interior es una sala cuadrada sin decoración actual alguna. Contrasta con el trabajo que se ha realizado en la fachada.

Estilísticamente no hay duda que es de la época en que Petra toma contacto con la cultura helenística. Es en el reinado de Aretas III llamado Filoheleno. Fuese una tumba real o un templo (se ha debatido mucho sobre ello), hay que situarlo hacia el siglo I aC y tener en cuenta su influencia en edificios posteriores.

En la explanada que hay en frente, bulle una animada sociedad de muchachuelos vendiendo piedras de Petra y collares labrados en huesos de camello. No faltan los beduinos con burritos o camellos, dispuestos a facilitar el traslado aquellos que al cabo de un par de kilómetros de andar sienten ya la presión de los zapatos o el cansancio de los músculos o que quieren inmortalizar su visita a Petra con una foto a camello.


Ahora, el Siq se abre hacia el NorOeste, encajonado todavía entre altas paredes para dar paso a la llamada “Calle de las Fachadas”. Son un conjunto de tumbas muy sencillas construidas en  los farallones rocosos, con unas simples franjas de almenas escalonadas que corren sobre la puerta y datan de los primeros tiempos del arte nabateo, de inspiración babilonia.


 

 

 

 

Se puede acceder fácilmente a ellas, y hay al menos una cuarentena. Todas de estructura notablemente similar.

En el interior son muy sencillas, hay varios nichos escavados en el suelo y las paredes.


 

Se puede observar que el nivel del suelo no es el que estaba en época de los Nabateos, pues las partes bajas de alguna de las tumbas no se ven, está enterradas. En algunas se ha escavado para sacarlas completamente a la luz, pero en otras aún no se ha realizado esa labor como en la de la imagen.


En la puerta de una de las tumbas hay un señor mayor con dos niños tocando uno de los instrumentos tradicionales jordanos


En camino se abre en una pequeña explanada rodeada de escarpadas paredes con multitud de fachadas esculpidas por todos los lados.

La zona tiene mucha animación, hay muchos turistas, chiringuitos con bebidas y camellos. Parece que es la plaza del pueblo J


 

 

 

 

 

 

Seguimos con dirección a la rambla de Petra donde encontramos el teatro. Los nabateos lo construyeron en el siglo I a de C. para un aforo de unos 4.000 espectadores. Se construyó al modo griego, más abierto hacia el exterior. Se realizó tallado en la roca, pero la parte del proscenio fue construida con una mezcla de roca tallada y de albañilería; tenía una orquesta semi-circular y gradas en tres niveles superpuestos en forma de luna creciente.

Los romanos, tras la conquista de la ciudad, ampliaron el lugar para darle un aforo de 7.000 personas. Pero un terremoto lo dañó severamente en torno al 363 después de Cristo, y parte de la estructura se reutilizó en otras dotaciones.

El teatro fue descubierto en 1961 y sacado a la luz por un equipo de arqueólogos americanos.


 

El desfiladero deja de serlo a la altura del teatro. En la montaña opuesta aparecen unos inmensos enterramientos colectivos, los más grandes de Petra, denominados “Tumbas Reales”.

Empezamos a subir por las rocas para llegar a las Tumbas Reales, pasamos por algunas de las cuevas haciendo alguna trepada. Todo por no ir por el camino marcado, “SIEMRPE POR LO PEOR” como dice mi sobrina J


 

Los colores y las formaciones de las rocas crean rincones increíbles.


 

 

Este complejo de Tumbas colectivas guardan los restos de los más importantes personajes de Petra, reyes incluidos. Lo mejor es que por las invasiones que sufrió la ciudad, se encuentran tumbas de diferentes estilos y cada uno difiere tanto del otro que son reconocibles a primera vista. Así, lo corintio se mezcla con lo bizantino, en un paseo por la historia de la arquitectura y de las civilizaciones antiguas, con una belleza y valor incalculables.


 

 

 

Es especialmente destacable "La Tumba de la Urna", donde se guardaron los restos del rey nabateo Maluchos II. Está flanqueada por un amplio patio con pórticos elevado sobre una estructura de arcos y pilares, muestra una estampa más propia de un templo romano, con sus cuatro columnas sujetando varios frisos y un amplio frontón.


 

 

 

Esta tumba tuvo utilización civil en tiempos romanos y fue catedral bizantina más tarde según lo testifica una inscripción en el interior que recuerda su consagración como catedral por el obispo Jasón en 447 dC. En el fondo tiene, para la función religiosa, tres pequeñas cámaras abiertas.


 

Otras tumbas son:

- Tumba de La Seda.- Destaca por ser un edificio de colores brillantes y cálidos por los que ha merecido su nombre.



- Tumba de La Corintia.- Se llama así por sus capiteles, una de las principales muestras del estilo híbrido, imitación del arte helenístico con elementos clásicamente nabateos, que debió nacer por la influencia del Khasneh (El Tesoro). Es una pena que esté tan deteriorada.


- Tumba del Palacio.- Tiene una inmensa fachada. Esta magnificencia es la razón de que se la llame Tumba Palacio. Alguien ha querido ver en ella similitudes con la domus aurea de Nerón.

La fachada, en buena parte construida con sillares sobre la roca, es de un ampuloso helenismo, produciendo un efecto teatral con sus múltiples columnillas y nichos dispuestos en dos niveles, que descansan sobre cuatro esbeltos pórticos coronados por pequeños frontones. El piso superior está semiderruido.


Cerca de la Tumba Palacio se alza un edificio muy estropeado pero en el que puede leerse una inscripción en latín que habla de Sexto Florentino, gobernador de la provincia de Arabia hacia 127 dC.

Ahora nos encaminamos hacia el SurOeste. Se distingue con claridad el curso del Wadi Mousa, junto al que se desarrolló la vida pública de la ciudad. Dejando atrás las ruinas de un pequeño Ninfeo, bajo la sombra de uno de los pocos árboles del valle, se entra en la que debió ser la calle principal o “Cardo Maximus”. Es lo que llaman “Decumanus”.

Toda el área tiene una traza urbanística que demuestra la importación de ideas y arquitectos helenísticos para su construcción. La concepción de un espacio urbano como la calle porticada y sus edificios no es, evidentemente, árabe, y hay que pensar de nuevo en Aretas III, el rey de gustos griegos, como el iniciador de una remodelación continuada por sus sucesores y culminada en época romana.

Este camino lleva a diferentes edificios de la ciudad. Se caracteriza por su pavimentación, algo poco usual por estas tierras llenas de polvo. Recorrerlo se vuelve casi una obligación.

Está flanqueada por una columnata a ambos lados, al estilo de ciudades como Palmira o Apamea aunque mucho más pequeña. Un buen número de columnas ha sido puesto en pie por el Departamento de Antigüedades de Jordania y actualmente se puede caminar entre ellas sobre los restos del pavimento original.


 

 

 

En su lado sur se abren tres grandes espacios, alguno precedido de un pórtico y una pequeña escalinata, que se han identificado como mercados. Debían ser el destino final de una parte de los productos que las caravanas traían, seguramente poco más que los destinados al consumo de los propios nabateos, pues no tienen grandes dimensiones.


Frente a él, en la otra orilla del wadi se alzaba “El Templo del León Alado”. Se pueden distinguir actualmente dos partes: Un pórtico y una sala de columnas o cella conectada por una amplia entrada. La cella tiene cuatro filas de columnas que rodean un altar junto al muro del fondo. Los capiteles están decorados con unos pequeños leones que han dado nombre al templo. Fue construido en el reinado de Aretas IV, se cree que estaba destinado a la diosa Al-Uzza.


La calle porticada termina ante los restos de una puerta monumental, en realidad la entrada al Témenos del Gran Templo. Está construida a la manera de los arcos de triunfo romanos.


 

A la izquierda encontramos “El Gran Templo”. En estos momentos la Universidad Brown está realizando tareas de arqueología en esta zona.


 

 

 

 

 

 

Al fondo, aparece otro templo nabateo de considerables dimensiones, que se ha mantenido firme  hasta la actualidad. Los beduinos le llaman “Templo de la Hija del Faraón” o “Qasr el Bint“ y probablemente se trata de un gran lugar de culto, en honor del dios Dushara.


 

 

Dusares es el nombre nabateo de un dios edomita, Dhu-esh-Shera, el señor de Shera o de Seir, nombre que se da en la Biblia a las tierras de Petra. Estaba simbolizado por un bloque de piedra, un betilo, que era al tiempo la morada del dios. Las tribus nómadas cananeas y árabes sacrificaban animales ante grandes rocas erguidas, preferentemente en lugares altos, y derramaban la sangre de las víctimas sobre la misma piedra o en pequeños hoyos junto a esta.

Con sus muros de 23 metros de altura se trata de un documento excepcional constructivo porque se trata de la única edificación nabatea no excavada en la piedra.

Esta zona es una gran explanada donde hay varios restaurantes para poder parar a retomar fuerzas.

Durante la dominación bizantina, se construyeron grandes iglesias fastuosamente decoradas con piedra traída de Grecia, Egipto y otras tierras lejanas. A menudo utilizan el mármol y el granito en los antiguos templos nabateos y romanos. Su estilo era más bien greco-romano con detalles inspirados en Petra y sus alrededores, en sus plantas y animales.

De estas iglesias del Siglo V, solamente quedan ruinas, pero ahí están para recordarnos el paso de los cristianos por esta zona.

Hoy los arqueólogos, protegidos por unos toldos están trabajando en estos yacimientos. Han descubierto que una de ellas fue víctima de un incendio al final del siglo V , que destruyó el mármol (repartido en más de 4000 fragmentos encontrados por los arqueólogos) y dañó más de 140 papiros que se mantenían en una sala adosada perteneciente a una familia acomodada. Una Pena.

Al fondo, aparecen nuevas paredes rocosas donde se encuentras dos museos:

El primero de ellos, el museo arqueológico de Petra, está situado en una antigua cueva nabatea en la colina de al-Habis. Presenta objetos de diferentes períodos, edomitas y romanos. Establecido en 1963, su colección está siendo sustituida tras la apertura del museo nabateo.

El segundo, inaugurado en 1994 es el museo nabateo de Petra (Petra Nabataean Museum). Ayuda a tener información sobre la historia de Petra y los nabateos.

No los visito, aún me quedan cosas que ver que me interesan más y no me va a dar tiempo.

Por las laderas siguen apareciendo tumbas esculpidas, hay por todos los lados.


Por detrás de los restaurantes, arranca un estrecho camino escalonado que nos lleva a lo alto de la montaña, el objetivo es llegar al ”Al-Deir” también conocido como “El Monasterio” otra de las grandes joyas arquitectónicas de Petra y el único que no ha sido nunca restaurado.

Pero ver esta joya implica “esfuerzo” casi 1.000 escalones nos esperan antes de alcanzarlo y lo peor de todo hay que ir sorteando turistas y burros todos el camino.

En la zona donde se inicia la subida hay muchos chicos que te ofrecen el “Taxi Mercedes” que no es otra cosa que un pequeño burro que te sube, pero visto el terreno es una temeridad, casi mejor subir andando J

El camino es interesante, hay algunos chiringuitos y personas locales vendiendo artesanía y collares y si te paras y te das la vuelta, las vistas sobre Petra son muy buenas, tienes en frente todas las fachadas de las Tumbas Reales y los restos de las construcciones romanas y bizantinas.






Al poco de empezar a subir, a la izquierda, hay un camino que te lleva hasta otro templo Nabatéo “The Leon Triclinium” que data del año 200 aC. En el friso tiene dos imágenes de león, de ahí su nombre.


 

Una vez arriba, un impresionante edificio de 45 metros de alto por 50 de ancho aparece ante nuestros ojos. Destaca su colosal puerta de 8 metros. Tanto su fachada como su interior fueron completamente tallados en la roca en el siglo I. Su fachada recuerda a la del Tesoro, aunque carece de la rica decoración de aquél. Sus capiteles son de tipo nabateo, pero lo que más llama la atención es la colosal urna de unos 10 metros. A su alrededor, una serie de colinas conforman un anfiteatro natural.


 

 

 

En su interior hay una única sala con un gran nicho en la pared del fondo y un altar en el centro, al que se accede por medio de escalones laterales.

Se desconoce la funcionalidad del Monasterio, así llamado porque ese fue su uso en época bizantina, aunque se piensa que pudo ser elaborado con fines funerarios por la familia descendiente de Obodas.
Realmente merece la pena el esfuerzo de la subida, pues desde aquí no solamente se disfruta de la belleza del Monasterio sino que andando un poco más, hay varios ViewPoints desde donde se disfruta de:

Otra vista del Monasterio, en este caso integrado en el entorno


 

 

Las vistas de la zona, donde destaca las diferentes tonalidades que tienen sus montañas, creando así un entorno especial.


 

 

 

 
  
Empezamos a bajar, ahora la imagen de Petra la tenemos en frente lo que hace muy agradable el descenso disfrutando de las vistas.

Volvemos de nuevo por la zona del Decumanus, pasamos el teatro y llegamos de nuevo a la explanada de la Calle de las Fachadas. A la derecha sale otro camino de escaleras que nos llevará a la zona del “Altar de los Sacrificios”.

Esta subida es más corta que la del monasterio, unos 500 escalones pero es mucho más bonita, el camino está literalmente esculpido en la roca, vamos siguiendo la línea que marcan las laderas escarpadas de la montaña. Por aquí no hay burros y no me cruzo con ningún turista, así que arriba poco a poco disfrutando de las vistas.

Al llegar arriba, a la izquierda sobre la colina Attuf, aparecen dos obeliscos, se trata de dos  betilos. Estos dos obeliscos no han sido llevados hasta allí de una cantera sino que son fruto del rebajamiento completo de la cima hasta darles una altura de 6 metros. Representan seguramente a Dusares y Al-Uzza, simbolizando una dualidad que los estudiosos de la religión asocian con la fertilidad. De hecho Al-Uzza, diosa de la luna, era invocada por la población como guardiana de la prosperidad y la fertilidad.


 

Seguimos hasta uno de los lugares sagrados de Petra, hay varios, todos situados en lugares altos. Pero sin duda el más importante es el “Madhbah” o “Lugar Alto”.

Está situado en un amplio espacio alisado, tiene una mesa de ofrendas y un altar en el que debieron celebrarse sacrificios generalmente cruentos. Una pequeña cisterna muy próxima serviría para guardar el agua necesaria en las ceremonias.


 

Los sacrificios en ocasiones debieron ser humanos, como lo prueba una inscripción nabatea hallada en Hegra. En ella, Abd Wadd, sacerdote de Wadd, y su hijo Salim, y Zayd Wadd consagran al joven Salim para ser inmolado Dhu-Gabat.

Este altar de sacrificios es en honor a Dushara.

A parte del altar y de los obeliscos, las vistas desde aquí arriba son increíbles, merece la pena la subida solamente por disfrutar de una visión 365º de Petra.

Podemos ver las montañas que esconcen el Monasterio, con las ruinas romanas y bizantinas:


 

 

Las tumbas reales:


 


El pueblo donde viven ahora los beduinos:



La parte que se asoma al desierto:


 

En tres palabras: “IM-PRE-SIONANTE”.

Me quedo casi una hora disfrutando del entorno y descansando antes de empezar de nuevo la bajada.

En la bajada, la vista que tengo en frente son las fachadas de las tumbas, ir disfrutando de la vistas te hace olvidar el cansancio acumulado.


 

 

 

 

Ya son prácticamente las 18:30, casi todos los turistas ya han abandonado Petra, realmente no hay hora de cierre pero no hay luz eléctrica así que hay que empezar a salir pues a las 19:00 ya no hay luz.

Salgo despacio, disfrutando del silencio (no queda casi nadie), disfrutando de los colores de la piedra que no tienen nada que ver con lo que tenían a primera hora de la mañana cuando pasé por aquí.

Al llegar al Tesoro me siento a disfrutar una vez más de esta imagen.

La nota de color la pone un turista ruso que está vestido como Indiana Jones. No le falta detalle: ropa, gorro, mochila, bolsa de cuero para la pistola e incluso su inconfundible látigo. Solamente la réflex que tiene en la mano rompe la imagen perfecta. Espero que no se disfrace igual cada vez que visita un lugar, pues si no, no quiero ni pensar que maleta tiene que tener para los viajes J


Entro en el Siq para salir, ahora es toda una experiencia recorrerlo, no hay nadie, el silencia y los juegos de luces y de sombras hace que este recorrido sea de lo mejor del día.

Un día duro, han sido casi 12 horas sin parar pero ha merecido la pena.



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