El monasterio de Santa María de Moreruela
Por fin visito la Granja de
Moreruela. Toda mi vida pasando por el cartel que anuncia el desvío desde la
carretera pero nunca lo había timado. Pero aunque haya tardado, la he visitado
y me ha sorprendido muy muy gratamente.
Algunas notas sobre este lugar:
El monasterio de Santa María de
Moreruela fue un monasterio perteneciente al orden cisterciense ubicado en las
cercanías del municipio Granja de Moreruela, en el noroeste de la provincia de
Zamora (Castilla y León, España) junto a la denominada Vía de la Plata. Se
considera uno de los primeros monasterios cistercienses edificados en la
península ibérica.
Es fundado por Ponce Giraldo de
Cabrera (Príncipe de Zamora) en el siglo XII (1162) y tuvo su auge económico hasta
el siglo XIII. El auge se tradujo en posesión de tierras circundantes,
expansión de la red monástica mediante establecimiento de prioratos. La
comunidad de monjes inicial que vivía en el conjunto se supone fue de
doscientos, cifra que se vio enormemente rebajada en los siglos posteriores a
poco más de una veintena, a lo sumo una treintena. Es posible que tuvieran una
cantidad similar de criados diversos entre mozos de cuerda, pastores, vaqueros,
hortelanos, cocineros, etc.
Los edificios que componen el
monasterio fueron sufriendo diversas reformas desde los inicios medievales,
llegando a convivir todos ellos con una hospedería reciente creada a finales
del siglo XVIII. El devenir y la exclaustración de los monjes se producen a
mediados del siglo XIX debido a una serie de leyes desamortizadoras que se
iniciaron durante la Guerra de Independencia Española. Estas sucesivas
desamortizaciones finalizaron definitivamente con la actividad del convento en
octubre de 1835. El rigor de los elementos y de los actos de rapiña es la causa
su estado ruinoso en apenas varias décadas. El abandono convirtió el conjunto
finalmente en una ruina
Se declaró como Monumento
Histórico Artístico el 3 de junio de 1931 por decreto publicado por el Gobierno
provisional de la Segunda República. A pesar de ello las ventas posteriores de
terrenos circundantes incluían algunos edificios del Monasterio. Acto que
obligó al Ministerio de Cultura a iniciar expropiaciones forzosas en el año
1981, siendo un conjunto protegido en 1995 en propiedad de la Junta de Castilla
y León. Se han realizado varias intervenciones parciales a finales del siglo
XX, comienzos del XXI.
Historia:
El origen del monasterio es
objeto de debate, no queda clara en las referencias documentales la posición de
la primera fundación, como tampoco resulta clara la fecha en la que fue creada
la primera comunidad de monjes. La primera referencia documental del monasterio
se encuentra en un comentario encontrado en el Codex biblicus legionensis de la
Catedral de León en el que se menciona como el obispo Froilán inaugura mediante
los consejos de Alfonso III el Magno un monasterio en Salvador de Tábara y el
de Moreruela a la ribera del Esla.
Mención de la que se obtiene la
simultaneidad de ambos monasterios fundados por Froilán.
Durante los siglos posteriores al
XI la zona norte de la provincia de Zamora genera una tupida red de monasterios
financiados las donaciones de los nobles, pero no todos prosperaron. Moreruela
si logró salvarse de esta primera selección debido al establecimiento de una
zona de influencia debido a las múltiples posesiones que iba acumulando a lo
largo del siglo XI.
Primeras noticias: Santiago de Moreruela:
La primera noticia documentada a
lo largo del siglo XI se debe a un pergamino de 1042 que en grafía visigótica
establece que las propiedades de un conjunto de villas cercanas (Iuncello), por
orden regia de Fernando I se donan a un futuro propietario de nombre arabizado
denominado Keia Hazbe.
La documentada cesión del
monasterio por parte de Alfonso VII de León en 1143 a su leal seguidor Ponce
Giraldo de Cabrera en la desierta población de Moreruela de Frades abre una
incógnita sobre el estado anterior del monasterio. Ponce recibe este honor tras
casi veinte años al servicio militar del emperado leonés.
Siglos más tarde, al empezar la
expansión de la orden de Cister por el norte de la península ibérica, El
monasterio de Moreruela pasa a ser el “Monasterio del Císter: Santa María de
Moreruela”
Inicio del declive en Moreruela: siglo XIV
A partir del periodo que va desde
1298 hasta 1325 se produce una crisis económica en el Monasterio que pasa de un
periodo de expansión a uno de recesión. Este declinar se prolongó a lo largo
del siglo XIV. En el siglo XV el gobierno de Moreruela fue dado en encomienda y
es posible que a lo largo del siglo los monjes trabajaran por consolidar el
patrimonio y racionalizar sus rentas. Esto supuso que los monjes perdieran sus
propiedades más alejadas y concentraran sus esfuerzos en los dominios más
cercanos. A esto cabe añadir que si en los siglos precedentes tuvo Moreruela la
protección de los Nobles, con el advenimiento del siglo XV las disputas en sus
tierras fueron creciendo.
El final del monasterio:
En el año 1835 la llegada al
poder de Juan Álvarez Mendizábal, con la minoría de edad de Isabel II se
instaura un gobierno liberal que hizo que se radicalizara la política
desamortizadora del patrimonio eclesiástico. El 11 de septiembre de 1835 se
establece la ley de cierre de todos los Monasterios abiertos hasta la fecha en
el territorio español. Los últimos meses de vida comunitaria en Moreruela se
vivieron con mucha agitación. El abad y un monje fueron procesados por el
corregidor de Benavente por desafección al Régimen
El Monasterio se vendió como
cantera. Los campesinos de la zona se llevaban con carros cargados de material
pétreo para hacer sus casas. Así, el hastial occidental de Iglesia en las
décadas siguientes se derrumba y con sus piedras se edifica igualmente la
Iglesia del vecino municipio de la Granja de Moreruela.
Estructura de los edificios
Las ruinas que pueden admirarse a
comienzos del siglo XXI corresponden a un modelo arquitectónico cluniacense
adaptado a una tipología Císter. La observancia de las Reglas de San Benito hace
que el lugar elegido se encuentre en zonas solitarias, apartadas de núcleos
poblacionales. Las fechas de construcción indican un periodo inicial de estilo
constructivo románico que evolucionaría pronto a un gótico temprano. Los abades
de la congregación cisterciense transmitían a sus filiales el plan
arquitectónico que habían aplicado anteriormente en la construcción de su
propia abadía, así como toda la experiencia acumulada. Todos los abades de los
monasterios del Císter, se reunían en Capítulo General una vez al año, y
durante este periodo se discutía acerca de los detalles de la construcción y
del estado de las obras en marcha o de las ya construidas. Desde el punto de
vista histórico si se sabe que tras la afiliación al Císter del monasterio hizo
que se comenzara inmediatamente las obras. Comenzando estas por la girola.
El núcleo monacal propiamente
dicho, lo componían la iglesia y las dependencias residenciales de los monjes.
Los monasterios cistercienses respondían a un mismo programa constructivo, y
podían comprender otras instalaciones tan diversas como la hospedería, la
enfermería, la botica, los molinos, las fraguas, los palomares, las granjas,
los talleres y todas aquellas, que prestaran servicio a una comunidad auto
subsistente. La organización de las obras estaban siempre a cargo del magister
operis, entre cuyas responsabilidades se encontraba la organización de los
maestros canteros, carpinteros y mozos de obra. Los ritmos de las obras estaban
supeditados en todo instante a la situación financiera, y al ritmo de las
donaciones. El monasterio de Moreruela gozaba desde sus inicios de ingresos
estables cuyo origen era la producción de un tejar y varias aceñas ubicadas a
lo largo del río Esla. El material pétreo con el que se han realizado los
primitivos paramentos (principalmente Iglesia y Estancia) está compuesto de
areniscas micáceas, cuarcitas micáceas y esquisto pizarroso. Las reformas
post-medievales emplean cuarcitas. Para el enripiado se utilizan esquistos
pizarrosos. Todos ellos muy habituales en la zona en las estribaciones de la
Sierra de la Culebra.
Lo primero en ser construido fue
la Iglesia, concretamente la zona del altar que contiene los absidiolos. Tras
la Iglesia se procedía a construir la sala capitular (zona de ordenamiento
administrativo de la vida cotidiana) y posteriormente la sala de monjes (sala
de convivencia durante los meses de invierno). Tras estos espacios se
vertebraba después las áreas administrativas tales como el calefactorio, los
refectorios respectivos para los monjes y los conversos. Se desconoce si el
monasterio tuvo, o no, un área específica dedicada a locutorio, al igual que una
fuente muy habitual en los monasterios cistercienses
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Al bajar del coche, nos reciben
las ruinas de los muros que siguen en píe de los edificios
No se cobra entrada, pero se
puede hacer una pequeña donación para colaborar con la conservación del lugar.
Una puerta enrejada nos da acceso
al recinto
La iglesia:
La iglesia se construyó a finales
del siglo XII, todavía en estilo románico, aunque con elementos de transición
hacia el gótico, como los arcos de medio punto o las bóvedas de ojiva. Iniciada
en el año 1162, es el primer edificio del conjunto en construirse, y a pesar de
la celeridad impuesta en su construcción no se hace en una única etapa. Era
costumbre construir simultáneamente las dependencias de la sala de Capítulo y
de la iglesia, dando un espacio para el futuro claustro. No se conserva íntegro
el conjunto del edificio, pero sí lo suficiente para dar una clara idea de sus
formas y volúmenes iniciales. La orden del Císter tenía instrucciones muy claras
acerca de la simplicidad ornamental de las iglesias. Es decir se construían sin
esculturas, ni pinturas de ningún tipo, con ventanas de vidrios transparentes y
sin torres ni campanarios de gran altura. Las paredes en el interior eran de
piedra vista, o enlucidas en blanco, sin pinturas, ni vidrieras. Al igual que
Todo ello contrastaba con la riqueza ornamental de las anteriores iglesias
cluniacenses. La iglesia de Moreruela, al igual que otras del Císter, se
dedicaba a la Madre de Dios. La espadaña con campanario que puede verse en el
siglo XXI es un añadido posterior del siglo XVIII.
La geometría empleada en el
diseño de su planta se inicia con un cuadrado de 100 pies carolingios de
longitud. El área que cubre los absidiolos y el transepto es un cuadrado de 66
pies castellanos de lado, cuyas diagonales se cruzan igualmente en las
diagonales del transepto. Algunos historiadores destacan el desorden
constructivo a la hora de afrontar la iglesia, existiendo incongruencias y
falta de unidad en el proyecto inicial. La construcción debió realizarse en
tres etapas repartidas entre el siglo XII y XIII. En una primera etapa se
produjo la construcción de siete absidiolos de traza circular, tangentes entre
ellos, cubiertos finalmente mediante bóvedas de horno. Las siete capillas se
abren a la girola mediante un arco de medio punto sustentado por dos columnas.
En una segunda fase la girola se eleva sobre los absidiolos dando lugar al
cuerpo intermedio. Todo ello fue iniciado con trazas románicas. Cada uno de sus
tramos se cubre con una bóveda de crucería. En una tercera y última etapa se
cierra la capilla principal con una cúpula de horno.
Se trata de una planta de cruz
latina compuesta por tres naves muy largas de nueve tramos y transepto muy
ostensible. De todo el conjunto, lo auténticamente singular es la cabecera
formada por tres cuerpos de diferentes alturas: el más bajo lo constituyen
siete absidiolos de traza circular que cierran exteriormente la girola cuya
altura destaca sobre ellos dando lugar al cuerpo intermedio. Ésta, a su vez,
circunda la capilla mayor o ábside propiamente dicho que eleva su cerramiento
por encima de todo el grupo formando el tercer cuerpo. Los absidiolos se cubren
mediante bóveda de horno y se comunican con la girola a través de arcos de medio
punto. La girola está cubierta en cada uno de sus tramos por bóveda de
crucería, mientras que la capilla central se cierra, como los absidiolos, con
bóveda de horno sustentada por ocho columnas dispuestas en semicírculo. La
capilla mayor es la parte que más remite al gótico, con columnas estilizadas y
unos vanos que ofrecen al conjunto la sensación de verticalidad característica
de este estilo. El presbiterio se encuentra cubierto por una bóveda de cañón.
Los paramentos de las naves se realizaron con piedra arenisca empleando la
técnica del opus emplectum.
Las naves de la iglesia se
derribaron en algún instante entre la exclaustración y la última década del
siglo XIX. Se puede intuir que eran tres, la central más alta que las
laterales. Sólo ha sobrevivido dos de los muros laterales, muy modificados, y
los basamentos de los pilares. El muro norte se conserva hasta media altura, se
abren en él tres puertas: la puerta de conversos, la de monjes (ambas
proporcionaban acceso al claustro) y una tercera de reducidas dimensiones. El
muro sur se conserva con su altura íntegra, pero con abundantes grietas. La
iglesia sufrió una fuerte transformación interior en el siglo XVI y XVIII. Las
excavaciones arqueológicas realizadas en 1985 en el suelo junto a las basamentas
de las columnas muestran que en la iglesia se hacían enterramientos en época de
Carlos III.
El exterior de la cabecera, vista
desde el huerto, permite ver tres partes claramente diferenciadas en altura. En
el nivel superior discurre una cornisa compuesta de una arquería ciega sobre
modillones. El aspecto que posee este exterior es fruto de las intervenciones
de 1989. Esta girola exterior se encontraba rematada inicialmente de teja,
fruto de la intervención de restauración que realizó inicialmente Menéndez
Pidal en los años setenta. Con los años esta intervención fue mostrando
problemas constructivos debido al uso de materiales como el cemento Portland
que disolvía sales minerales incompatibles con la estructura pétrea de la
girola, presentando además coeficientes de dilatación diferentes, lo que
provocó fisuras en la fábrica de los muros. Preocupaba mucho en las
restauraciones de 1989 las humedades debidas a la diferencia de cota existente
en el exterior, el terreno estaba recrecido casi un metro y esto causaba
fuentes de humedad en el interior. La intervención de urgencia realizada en
1995-1996 por Leocadio y Lera sanearon todos los elementos incluidos en la
restauración anterior de M. Pidal y se consolidaron los muros, finalmente se
optó por construir una cubierta de cerámica. Durante estas actuaciones se pudo
comprobar que la cubierta de la girola ha tenido diversas intervenciones a lo
largo de la historia del monasterio.
En la iglesia recibieron
sepultura, entre otros nobles, Fernán Pérez Ponce de León, nieto del rey
Alfonso IX de León, quien fue señor de la Puebla de Asturias, Cangas y Tineo,
Adelantado mayor de la frontera de Andalucía, Mayordomo mayor de Alfonso X el
Sabio y ayo del infante Fernando IV el Emplazado, y su esposa, Urraca Gutiérrez
de Meneses. Los restos de ambos se hallaban depositados en un sepulcro ubicado
en el lado del Evangelio de la capilla mayor de la iglesia del monasterio.
Algunas imagenes de lo que queda:
Algunas imágenes de lo que queda de la parte del altar principal de la iglesia:
Algunas fotos de la parte trasera:
Claustro reglar
El claustro reglar se encontraba
adyacente al transepto de la iglesia en lado norte. Situación típica de la
planta constructiva de los monasterios Císter. De planta cuasi-cuadrada tenía
dos accesos a la iglesia en dos puertas, la de monjes y la de conversos. La
puerta de monjes es la más cercana a la capilla mayor y contiene más ornamentos
entre sus jambas. Queda delimitado por sus otras tres pandas: la de capítulo,
la del refectorio y la de la cilla (o de conversos). En época medieval es
posible que tuviera una arquería con una cubierta de madera. Hay que tener en
cuenta que en el siglo XVII se rehízo todo el espacio, elevándolo a una altura
más. Es decir que a comienzos del siglo XXI, lo que se observa son las ruinas
del claustro del siglo XVII. Quedando restos muy dispersos del claustro
medieval.
La puerta de conversos se
encuentra ubicada más alejada del altar. Inserto entre el claustro y la Iglesia
se encuentra la sacristía cuyo acceso se encuentra en el medio del costado
norte del transepto. El claustro era el centro de la vida monacal del interior
del monasterio, desde su pasillo se tenía acceso al resto de las dependencias
del monasterio. Era en este espacio en el que se realizaba la lectio divina.
Este claustro suele ubicarse en la zona meridional más soleada, pero otras
consideraciones como el aprovisionamiento de agua, como es en el caso de
Moreruela, ubiquen este claustro en la zona septentrional. Debe pensarse que el
claustro era la zona desde la que se accedía a las otras dependencias del
monasterio.
El Claustro medieval del
monasterio y sus otras dependencias sufrieron profundos cambios y
transformaciones a partir de su incorporación Regular Observancia de Castilla
en 1494. Los restos que se pueden ver a comienzos del siglo XXI corresponden a
los zócalos del claustro renovado del siglo XV. Se pueden ver igualmente en los
paramentos de la iglesia las marcas de apoyo y ménsulas de las bóvedas. Los
accesos al exterior por el este, concretamente a la huerta, quedaron cerrados
en el siglo XVII. Por el oeste se encontraba la cilla, y desde el denominado
pasaje de conversos se accedía a la Hospedería. Los paramentos de este lado
oeste muestran arcosolios funerarios. El claustro sufriría profundas reformas
en los siglos XVII y XVIII. Era habitual en los monasterios cistercienses que
hubiera una fuente en el claustro, bien en el centro, bien en los lados. En el
caso de Moreruela se desconoce la existencia del mismo.
Sala capitular
La sala capitular es el espacio
de mayor importancia en la vida conventual tras la iglesia. En ella se reunían
los monjes a capítulo al menos una vez al día. En esta sala se exponen
cuestiones relevantes acerca de la administración de la comunidad. El Capítulo
es igualmente el sitio donde se realizan los enterramientos importantes,
benefactores y generalmente abades. En el paramento norte de la sala capitular
se encuentra una inscripción que menciona un enterramiento de un magnate de
comienzos del siglo XIII y su hijo: «Hic iacet Pelagius Tabladelli et hic
filius eius Petrus Pelagii». La sala capitular de Moreruela es de planta
cuadrada, con cuatro columnas centrales y cubierta de bóvedas de ojiva con
nervios de piedra, y su ubicación relativa en el monasterio es original del
siglo XIII. Se trata de una sala cubierta con bóvedas de crucería.
La mitad de la sala se encontraba
desplomada ya a comienzos del siglo XX, y en las reparaciones de urgencia que
se hacen el año 1985, se somete a una cubrición de encofrado hormigón que imita
el ritmo espacial de las bóvedas.
Sala de monjes
Es una sala con planta
rectangular dividida en dos naves en la que los monjes hacían trabajos colectivos
a cubierto de la intemperie. El suelo de esta dependencia se encuentra a una
cota inferior que el resto del monasterio. Originariamente en tiempos
medievales esta sala tenía cuatro puertas de acceso. Una de ellas daba acceso
al huerto que hay en la parte posterior, la otra daba al patio interior, y las
otras dos una de ellas a las letrinas y la otra al calefactorium. Tras las
restauraciones se ha practicado sólo una entrada quedando el espacio muy
desvirtuado. Esta sala es posible que tuviera otros usos durante el periodo que
va desde XVII al XIX, haciendo a veces de un simple almacén.
Espacios domésticos
Los espacios denominados así se
encuentran en la panda norte del claustro y corresponden a la cocina, los
refectorios respectivos y el calefactorio. Estos espacios fueron muy afectados
por las reformas realizadas en el edificio en el siglo XVII. La cocina se
encontraba en el piso superior, al haberse desplomado poco se sabe de su
disposición. El refectorio de monjes medieval se subió igualmente al segundo
piso durante las reformas del siglo XVII. Consta la existencia de un obrador de
pan ubicado en la planta baja.
El dormitorio era el espacio que
empleaban los monjes para descansar, ascendían tras el último oficio litúrgico
de la tarde (subiendo por la escalera de día) y se levantaban en maitines
descendiendo a la iglesia por la escalera homónima. En verano durante las
largas jornadas, ocasionalmente se acostaban a mediodía. Las dependencias en
los monasterios del Císter se encontraban separadas en dos, los monjes
habitaban junto a la iglesia y los conversos segregados en otras dependencias
más alejadas de la iglesia. Ambas comunidades se comunicaban mediante el
claustro: un espacio común a ambos. Los monjes han vivido en las primeras
plantas antes de la reforma impuesta en el siglo XV por la Congregación de San
Bernardo de Castilla, a partir de este instante se consideró la posibilidad de
residir en una segunda planta. A esta segunda planta se accede bien por la
escalera de día que comunica con el claustro, bien por la iglesia en una
escalera de maitines. Desde el punto de vista constructivo las dependencias de
los monjes se construían al mismo tiempo que la iglesia. Una parada por temas
de presupuesto, afectaba a la evolución de ambas construcciones.
Hospedería
Traspasando al otro lado del
claustro reglar por el pasaje de conversos que daba a la parte occidental del
monasterio, se encontraba la denominada hospedería. Que el Monasterio hacía
funciones de hospedería ya se sabía desde 1252, en el que se denomina hostal.
La enfermería se documenta un par de años antes, y la botica se instaura por
primera vez en 1306. Era una de las funciones de los monjes hospedar a todo
aquel viajero o peregrino que llegara a sus puertas, bien fuese religioso o
seglar.
La enfermería se colocaba en la
zona más apartada del monasterio. En ella se atendía a los hermanos enfermos y
ancianos. Así como a los peregrinos que estaban de paso. En la enfermería no
estaban sus habitantes obligados a seguir la regla monástica de San Benito. En
Moreruela, desde el siglo XIII, constantemente ardían unas lámparas en la
enfermería, debido a una promesa del abad Esteban de Moreruela con el arcediano
de Zamora en Toro, Pedro Pérez, en 1250.
Imagenes del Recinto:
Detalles que siguen en pié a pesar de los años:
Grafitis que dejan constancia del paso de viajeros por estos lugares desde su fundacion.